martes, 24 de marzo de 2015

L@s trabajador@s inmigrantes aportan casi 5.000 millones de € a las arcas del Estado.

Foto. Trabajadores inmigrantes en un invernadero.
LOS DATOS DESMONTAN LAS MENTIRAS

Los trabajadores inmigrantes están retrasando la quiebra del Estado español


España ha pasado de ser un país de emigrantes a convertirse en uno de inmigrantes. A principios de los noventa apenas había unos centenares de miles de trabajadores extranjeros; hoy son 5,7 millones. El rápido incremento del tamaño de la fuerza de trabajo inmigrante se ha convertido en el caldo de cultivo perfecto para el fascismo y la xenofobia.

Los fascistas dicen que los extranjeros perciben del llamado "Estado del Bienestar" más de lo que aportan. Dicen también que los inmigrantes hacen un uso exagerado de los servicios sanitarios, farmacéuticos, educativos o de vivienda. Sin embargo, en 2011 un estudio sobre Inmigración y Estado de bienestar en España, de la Obra Social de La Caixa constató que, a pesar de la crisis económica, la propaganda fascista es mentira, como no podía ser de otra forma. El estudio fue elaborado por Francisco Javier Moreno, del Instituto de Políticas Públicas del CSIC, y por María Bruquetas, profesora de Ciencia Política de la Universidad de Ámsterdam.

Según los investigadores, el balance, incluso en tiempos de crisis, es contundente: los trabajadores inmigrantes residentes en España aportan a nuestro Estado del bienestar mucho más de lo que reciben. Aunque los autores del informe no lo cuantifican, subrayan que los obreros inmigrantes aportan hasta tres veces más de lo que reciben: "Los argumentos de sobreutilización y abuso del sistema de protección social por parte de la población están injustificados. Los inmigrantes reciben menos del Estado de lo que aportan a la Hacienda pública", sentencian los autores. Una balanza que parece que se ha mantenido incluso en los peores momentos de la crisis.

Los datos oficiales sobre la aportación de los trabajadores inmigrantes a las arcas públicas han quedado desactualizados. La última cuantificación de los aportes y los gastos de los trabajadores inmigrantes es anterior de la crisis. La Oficina Económica del Gobierno presentó en 2006 un amplio estudio sobre la contribución económica de la población extranjera. Las cifras no podían ser más favorables. Los trabajadores inmigrantes son autores directos de la mitad del crecimiento del PIB español entre 2000 y 2005 (con un 3,6 % de crecimiento medio anual) y su aportación a las arcas del Estado era francamente positiva: absorben el 5,4 % del gasto público, 18.600 millones, y aportan el 6,6 por % de los ingresos totales, con 23.400 millones. El saldo neto de su contribución era de casi 4.800 millones (la mitad del superávit de entonces del conjunto del sector público). Según el informe del gobierno no había, además, posibilidad alguna de que esta posición cambiara.

Actualmente las aportaciones de los trabajadores inmigrantes siguen siendo superiores a los costes que generan para las arcas públicas. El saldo de casi 5.000 millones que recogía el informe del gobierno de 2006 es lo suficientemente cuantioso como para que se mantenga incluso en tiempos de recesión. Y, además, el informe de La Caixa constata que algunos de los factores que hacían que la contribución de la población extranjera fuera positiva aún se mantienen.

La inmensa mayoría de la fuerza de trabajo extranjera que han venido son jóvenes en edad de trabajar, y el número de personas dependientes (niños y ancianos) es muy bajo.

Según el estudio, incluso en tiempos de crisis y a pesar del zarpazo del paro, el porcentaje de trabajadores extranjeros entre los afiliados a la Seguridad Social ha permanecido prácticamente estable, en el entorno del 10 %, con 1,8 millones de trabajadores extranjeros que pagan sus cotizaciones al sistema público.

Con sus cotizaciones los trabajadores inmigrantes han contribuido a elevar la proporción a 2,5 cotizantes por cada pensionista, y con ello han retrasado en casi cinco años la previsible entrada en déficit del sistema español de pensiones, de 2023 a 2028.

Los datos desmontan los estereotipos que trata de inculcar la propaganda fascista: no consumen más servicios sanitarios, copan menos gasto social que su peso demográfico y aplazan el déficit del sistema público de pensiones.
Pintada. "Vecino despierta! El fascismo llama a tu puerta". (en un muro con valla)
Lejos de abusar de los servicios sanitarios, los trabajadores inmigrantes hacen un uso muy inferior al que por su peso demográfico le correspondería: los extranjeros consultan un 7 % menos al médico de cabecera que los españoles, y un 16,5 % menos al médico especialista, según datos de la Encuesta Nacional de Salud.

En paralelo, tan sólo el 6,8 % del total de las inversiones de los servicios sociales se dirigen a inmigrantes. Y de éstas, el 60 % tiene por objeto informarles de sus derechos o derivarles a otras instituciones.

Los trabajadores inmigrantes sólo concentran el 11,2 % de los receptores de rentas mínimas de inserción, por lo que el rango de cobertura es considerablemente inferior al que proporcionalmente le correspondería dado que los trabajadores inmigrantes están entre los más explotados de la clase obrera.

La presencia de la inmigración ha supuesto un revulsivo para la incorporación de la mujer española al mercado laboral. La concentración de mujeres inmigrantes en las labores domésticas y en el cuidado de niños y mayores ha facilitado la compatibilización de la vida laboral y familiar de las trabajadoras españolas, con el consiguiente impulso en términos laborales y fiscales para la economía española.

En enero de este año se han publicado más datos que desmienten el bulo xenófobo de que los trabajadores inmigrantes saturan el sistema público de salud, y que por tanto elevan el gasto sanitario y bloquean las consultas.

Mientras el 57,7 % de la población española ha acudido al menos una vez al médico en el último año, sólo lo ha hecho el 12,7 % de los trabajadores inmigrantes.

El 52,3 % de los españoles padecen enfermedades crónicas, frente a sólo el 27,5 % los trabajadores inmigrantes.

El gasto farmacéutico por paciente es de 374 euros por cada español y sólo de 73,7 euros por cada extranjero.

El gasto público de la sanidad empleado en los trabajadores inmigrantes es sólo un 6,5 %.

Menos del 1 % de los beneficiarios de pensiones en España son extranjeros, y más de la mitad de éstos son ciudadanos de la Unión Europea.

Sin embargo, la propaganda fascista le ha dado la vuelta a la realidad, creando un rechazo irracional hacia los obreros inmigrantes. Según el informe Evolución del racismo y la xenofobia en España, elaborado por iniciativa del Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (Oberaxe) a partir de encuestas del CIS, el 37 % de los españoles se mostraba en 2009 reacio a los trabajadores inmigrantes, frente a un 33 % de tolerantes y un 30 % de ambivalentes ante el fenómeno.

Una vez más el fascismo está ganando la batalla propagandística. La mentira se impone sobre la realidad.

http://movimientopoliticoderesistencia.blogspot.com.es/2015/03/los-trabajadores-inmigrantes-estan.html


Así nos cuentan la historia. (un abstencionista niega el voto ante una cola con 4 personas formadas en cola que sí lo hacen)

Así debería ser el dibujo. (en la cola solo hay dos personas, rotitas en cachos con las siglas de los partidos)
Un diferente análisis de las elecciones en Andalucía.
Colaboración

Gana otra vez por goleada la abstención. Del resto, nada cambia.
Aún con el fenómeno Podemos, sólo arrastran a 133.000 nuevos votantes a participar en sus elecciones

Datos cuánticos, que no marean como las interpretaciones periodísticas a posteriori y son muchos más indicativos. Sobre datos de las elecciones de 2004, 2008, 2012 y 2015:
-De 6,28 millones de andaluces que podían votar
-2,26 millones no lo han hecho. O sea, un andaluz de cada tres no participa nunca entre sus electorales. La horquilla entre el 33% y el 40% ha sido la constante (actualmente la abstención técnica -enfermos, aislados...- suele ser inapreciable y la inexistente de la derecha y extrema derecha, que se presentan en su totalidad). En éstas, un 36% de no participación. En Cádiz provincia y Almería capital, el 41%.
Aquí puede acabar el único dato real, pues a partir de ahora son porcentajes (los que la prensa da como supuestamente totales) solamente según el voto emitido. Lo decimos porque es mentira el titular de “el 35.4% de los andaluces han confiado en el PSOE”. Realmente el dato es del 22% sobre el total del posible electorado. Es distinto uno de cada tres que uno de cada cinco, ¿verdad?.

De los 4 millones y 18.000 votos restantes:
-El PSOE ha cosechado 1,4 millones (pierde 860.000 votos desde el 2004 y 130.000 desde 2012)
-El PP saca 1 millón de votos (pierde más de medio millón desde las de 2012)
-El relevo de la derecha C's 369.000 votos. Los saca del hundimiento del PP y de otros naufragios totales derechistas.
-IU se queda en voto residual con sus 274.000. Pierde 165.000 desde sus mejores resultados, las de 2012.
-Podemos. 590.000 votos. Los consigue sobre todo de parte de la abstención sobre 2012 (ha subido la participación electoral en 133.000 personas, que se puede achacar casi en exclusiva a ellos, pues eran los que crearían ilusión por votar de nuevo), del hundimiento de IU, del PSOE y por lo que podemos restar, poco más, todo ello sacado de antiguos votos a otras formaciones, que en estas elecciones se hunden y quedan como exotismo porcentual. Conseguirían la alcaldía de Cádiz capital.
-Sigue subiendo el voto nulo o blanco, que ha sido casi 96.000. El 2.4% de los votos.
-El resto de sopa de siglas, saca unas pocas decenas de miles de votos entre todos. Lo demás trasvase de votos entre ellos mismos. Como anécdotas de los extremos electoralistas: Falange de las JONS sube de 2400 a 4800 votos y PCPE baja de 4070 a 3490, y el Partido Animalista 31735 votos en toda Andalucía.

Citas 24, 25 y 26 marzo. Dimitrov, Zapata y A. Machado.
Aprender y luchar, luchar y aprender.
Citas del 24, 25 y 26 de marzo.

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