MK Ultra, un proyecto de la CIA
El prólogo del libro publicado por la AFAPP en 1982 sobre el asesinato en huelga de hambre de Juan José Crespo Galende el año anterior dió a conocer por primera vez que las cárceles de máxima seguridad contra las que se alzaron los presos políticos del PCE(r) y los GRAPO, tenía su origen en un proyecto de la CIA de la época de la guerra fría conocido como MK Ultra, que significa "Mind Kontrol Ultra" (Control Mental Ultra).
En 1952 la CIA decidió implementar un programa secreto de control mental, con la colaboración de decenas de científicos de la Alemania nazi, los más desarrollados en ese campo. Su nombre en clave es “proyecto Paperclip”. Oficialmente se prolongó de 1952 a 1965, con un presupuesto de 1.500 millones de pesetas, e involucró a 185 científicos que en estricto secreto llevaron a cabo 149 investigaciones diferentes en 44 universidades e institutos, 15 fundaciones y laboratorios, 12 hospitales y 3 cárceles.
Una de las instituciones donde se realizaron estos experimentos fue la Universidad de Virginia dentro del proyecto DARPA (“Defense Advanced Research Projects Agency” Agencia de investigación de proyectos avanzados de defensa), que es el mismo que por aquellas fechas inició los primeros planes para desarrollar internet. Las instalaciones de Blacksburg, especializadas en “operaciones psicológicas”, se encuentran a 200 kilómetros de esa Universidad. Su objetivo, según un documento de 1952, suena todavía hoy a ciencia ficción: “¿Podemos tomar el control de un individuo, hasta el punto de que haga nuestra voluntad, contra la suya propia, y aún contra las propias leyes fundamentales de la naturaleza y la autoconservación?”
MK Ultra era un programa amplio que comprendía 149 experimentos de los hoy sólo conocemos algunos de ellos porque la mayor parte de los documentos que lo documentan fueron destruidos por Richard Helms, ex jefe de la CIA, cuando abandonó el cargo, en 1973. Pero el Congreso de Estados Unidos abrió una investigación y algunos pudieron ser rescatados por una Comisión presidida por Richard Church.
La investigación demostró que la CIA realizó, entre otros desmanes, experimentos en humanos con radiación. Una investigación posterior de la comisión Church constató que los “voluntarios” no habían dado su pleno consentimiento para participar en esos ensayos, aunque exculpó a la CIA de haberlos llevado a cabo. A consecuencia de ello, el presidente Gerald Ford llegó a prohibir expresamente la experimentación con drogas sin el consentimiento expreso del paciente.
Los archivos sobre MK Ultra indican que utilizaron drogas como el LSD o la mescalina para controlar la mente de los seres humanos y poder crear así un “supersoldado”. Pero la CIA no fue el único organismo norteamericano que utilizó este arma; el ejército norteamericano hizo lo propio y sometió a varios espías a pruebas de la verdad tras haber ingerido LSD. El experimento trataba de comprobar si determinadas drogas podían hacer que los detenidos “confesaran”.
MK Ultra no sólo empleó drogas y alucinógenos, sino que también creó varias sectas religiosas dentro de sus proyectos de control sicológico sobre la población. El general Michael Aquino, especialista en guerra psicológica de la Agencia de Seguridad Nacional, aún hoy dirige uno de esos tinglados fantasmales, la denominada "Iglesia de Set" en la que practica ritos místicos vestido con el uniforme de las SS.
Algunos oficiales del ejército norteamericano llegaron a denunciar a la CIA y al ejército por estas prácticas, pero estas instituciones solventaron judicialmente las alegaciones aunque, en secreto, pagaron dinero a las familias de algunas personas muertas por estos experimentos. Concretamente, la CIA pagó a la familia del químico al servicio del ejército, Frank Olson, después de su muerte, tras arrojarse o ser tirado por una ventana, la mitad de una suma de 18.000 dólares. La otra mitad fue pagada por el estado de Nueva York por los fallos de seguridad en un hospital psiquiátrico. Como ya dijimos en un artículo anterior, Olson trabajaba en el desarrollo de armas biológicas como el ántrax y era un personaje incómodo por sus críticas a ese programa; el extendido rumor sostenido por sus amigos y su propia familia indica que Sydney Gotlieb, jefe de MK Ultra, colocó LSD en su bebida, lo que originó la paranoia que le llevó al psiquiátrico y, más tarde, a su muerte o suicidio.
El documento que cierra el “caso Olson” fue firmado por Dick Cheney y Donald Rumsfeld, que entonces eran unos jóvenes asesores de la Casa Blanca en el gobierno de Gerald Ford.
Oficialmente, la comisión Church acabó con estas prácticas pero se ha demostrado que esto no es cierto. Agentes de la CIA como Víctor Marcheti o Miles Copeland denunciaron posteriormente ante el Congreso que estas prácticas habían continuado en secreto. Experimentos con drogadictos de raza negra a los que se les administraba grandes dosis de LSD, marihuana y mescalina, entre otras drogas, fueron comandados por el doctor Harris Isabel, director del Servicio del Hospital Público de Kentucky.
Todavía en los años noventa, Bill Clinton pedía perdón por los experimentos con seres humanos: “Miles de experimentos se llevaron a cabo en hospitales, universidades y bases militares en toda nuestra nación, inmorales, no solo para nuestros días sino para los estándars de cuando fueron realizados”.
El prólogo del libro publicado por la AFAPP en 1982 sobre el asesinato en huelga de hambre de Juan José Crespo Galende el año anterior dió a conocer por primera vez que las cárceles de máxima seguridad contra las que se alzaron los presos políticos del PCE(r) y los GRAPO, tenía su origen en un proyecto de la CIA de la época de la guerra fría conocido como MK Ultra, que significa "Mind Kontrol Ultra" (Control Mental Ultra).
En 1952 la CIA decidió implementar un programa secreto de control mental, con la colaboración de decenas de científicos de la Alemania nazi, los más desarrollados en ese campo. Su nombre en clave es “proyecto Paperclip”. Oficialmente se prolongó de 1952 a 1965, con un presupuesto de 1.500 millones de pesetas, e involucró a 185 científicos que en estricto secreto llevaron a cabo 149 investigaciones diferentes en 44 universidades e institutos, 15 fundaciones y laboratorios, 12 hospitales y 3 cárceles.
Una de las instituciones donde se realizaron estos experimentos fue la Universidad de Virginia dentro del proyecto DARPA (“Defense Advanced Research Projects Agency” Agencia de investigación de proyectos avanzados de defensa), que es el mismo que por aquellas fechas inició los primeros planes para desarrollar internet. Las instalaciones de Blacksburg, especializadas en “operaciones psicológicas”, se encuentran a 200 kilómetros de esa Universidad. Su objetivo, según un documento de 1952, suena todavía hoy a ciencia ficción: “¿Podemos tomar el control de un individuo, hasta el punto de que haga nuestra voluntad, contra la suya propia, y aún contra las propias leyes fundamentales de la naturaleza y la autoconservación?”
MK Ultra era un programa amplio que comprendía 149 experimentos de los hoy sólo conocemos algunos de ellos porque la mayor parte de los documentos que lo documentan fueron destruidos por Richard Helms, ex jefe de la CIA, cuando abandonó el cargo, en 1973. Pero el Congreso de Estados Unidos abrió una investigación y algunos pudieron ser rescatados por una Comisión presidida por Richard Church.
La investigación demostró que la CIA realizó, entre otros desmanes, experimentos en humanos con radiación. Una investigación posterior de la comisión Church constató que los “voluntarios” no habían dado su pleno consentimiento para participar en esos ensayos, aunque exculpó a la CIA de haberlos llevado a cabo. A consecuencia de ello, el presidente Gerald Ford llegó a prohibir expresamente la experimentación con drogas sin el consentimiento expreso del paciente.
Los archivos sobre MK Ultra indican que utilizaron drogas como el LSD o la mescalina para controlar la mente de los seres humanos y poder crear así un “supersoldado”. Pero la CIA no fue el único organismo norteamericano que utilizó este arma; el ejército norteamericano hizo lo propio y sometió a varios espías a pruebas de la verdad tras haber ingerido LSD. El experimento trataba de comprobar si determinadas drogas podían hacer que los detenidos “confesaran”.
MK Ultra no sólo empleó drogas y alucinógenos, sino que también creó varias sectas religiosas dentro de sus proyectos de control sicológico sobre la población. El general Michael Aquino, especialista en guerra psicológica de la Agencia de Seguridad Nacional, aún hoy dirige uno de esos tinglados fantasmales, la denominada "Iglesia de Set" en la que practica ritos místicos vestido con el uniforme de las SS.
Algunos oficiales del ejército norteamericano llegaron a denunciar a la CIA y al ejército por estas prácticas, pero estas instituciones solventaron judicialmente las alegaciones aunque, en secreto, pagaron dinero a las familias de algunas personas muertas por estos experimentos. Concretamente, la CIA pagó a la familia del químico al servicio del ejército, Frank Olson, después de su muerte, tras arrojarse o ser tirado por una ventana, la mitad de una suma de 18.000 dólares. La otra mitad fue pagada por el estado de Nueva York por los fallos de seguridad en un hospital psiquiátrico. Como ya dijimos en un artículo anterior, Olson trabajaba en el desarrollo de armas biológicas como el ántrax y era un personaje incómodo por sus críticas a ese programa; el extendido rumor sostenido por sus amigos y su propia familia indica que Sydney Gotlieb, jefe de MK Ultra, colocó LSD en su bebida, lo que originó la paranoia que le llevó al psiquiátrico y, más tarde, a su muerte o suicidio.
El documento que cierra el “caso Olson” fue firmado por Dick Cheney y Donald Rumsfeld, que entonces eran unos jóvenes asesores de la Casa Blanca en el gobierno de Gerald Ford.
Oficialmente, la comisión Church acabó con estas prácticas pero se ha demostrado que esto no es cierto. Agentes de la CIA como Víctor Marcheti o Miles Copeland denunciaron posteriormente ante el Congreso que estas prácticas habían continuado en secreto. Experimentos con drogadictos de raza negra a los que se les administraba grandes dosis de LSD, marihuana y mescalina, entre otras drogas, fueron comandados por el doctor Harris Isabel, director del Servicio del Hospital Público de Kentucky.
Todavía en los años noventa, Bill Clinton pedía perdón por los experimentos con seres humanos: “Miles de experimentos se llevaron a cabo en hospitales, universidades y bases militares en toda nuestra nación, inmorales, no solo para nuestros días sino para los estándars de cuando fueron realizados”.
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(Para quien quiera ver una película -escalofriante- sobre el tema, recomendamos "The killing room", de Johnathan Liebsman, de 2009. ¿Seguro que MK Ultra no se sigue aplicando en 2010?)
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