miércoles, 19 de octubre de 2011

"Rocío" de Fernando Ruiz Vergara, la tenebrosa historia de la censura en España.



Memoria Histórica del día:


-1878: En Alemania, el Reichstag aprueba la Ley de Excepción contra los socialistas.

-1937: Ernest Hemingway declara desde Nueva York tras su conocimiento profundo de España desde 1919 “En España se juega el destino del mundo” “¡Por la victoria de la Democracia!”.

-1994: Acciones de la organización palestina Hamas en Tel Aviv. El ejército sionista bloquea Gaza y Cisjordania.


 Manolo Arango, se acaba la protesta. Escríbele con la firma de su condición, preso político del PCE(r)

 
Censura fascista:

La tenebrosa historia de un documental dos veces censurado

Juan Manuel Olarieta Alberdi

(Abogado, escritor, represaliado político)

El 12 de octubre murió a los 68 años de edad Fernando Ruiz Vergara, el director de "Rocío", el documental rodado en 1977 que se ha convertido, por méritos propios, en el más importante del cine español contemporáneo. El realizador andaluz fallecía en el exilio, en una aldea cercana a Castelo Branco (Portugal).

Es un documental tan importante que aún no se ha podido ver completo en España y, como en tiempos del franquismo, los que conocen de su existencia viajan a Portugal para poder verlo. El año pasado el "Bloco de Esquerda" lo emitió sin censura en Lisboa. Es un símbolo vivo de la manera en que se llevó a cabo la transición en España, es decir, mediante la mordaza, el silenciamiento y la represión brutal sobre cualquier forma de expresión que no repitiera el canon oficial. Y aún no se ha acabado.

La película se estrenó en julio de 1980 en el cine Bellas Artes de San Sebastián, aunque para el estreno con carácter de primicia mundial figura la significativa fecha del 18 de julio en el cine Astoria de Alicante.

A través de la farsa de la religiosidad popular, en 88 minutos el documental denuncia el latifundismo, elogia la auténtica cultura popular y desenmascara el papel de ciertas familias oligárquicas como cómplices directos de la represión franquista, así como el tinglado económico que se esconde detrás de la romería que aliena a toda una comarca andaluza como en las peores épocas de la Inquisición medieval.

En la obra interviene el catedrático universitario y antiguo alcalde de Sevilla, Antonio Hernández Díaz, explicando cómo se mutilan las imágenes a conveniencia de las necesidades devocionales de los feligreses, clarificando las bases económicas, de clase y de poder que subyacen en la devoción rociera.

En la escena más censurada, un antifascista anciano, Pedro Gómez Clavijo, señala a un terrateniente de la zona, José María Reales, como autor del asesinato en masa de 99 republicanos en 1936, a quienes golpeó desde el caballo con porras hasta que los mató a todos. Fue rodada de forma que el nombre del asesino fascista no se mencionaba aunque sí aparecía su fotografía con los ojos tapados por un rectángulo negro mientras el anciano narra los hechos.

Antes de ninguna prohibición judicial, los fascistas ya habían movilizado a la ultraderecha, la jerarquía eclesiástica y los terratenientes para impedir la exhibición del documental en los cines andaluces. Las distribuidoras recibieron graves amenazas por su comercialización. A pesar de las presiones se logró estrenar en el cine Bellas Artes de Madrid el 4 de febrero de 1981.

En el diario decano de la prensa sevillana, "El Correo de Andalucía", apareció un artículo firmado por el jesuita José A. de Sobrinos con el significativo título de “La mala sombra del Rocío” en el que decía lo siguiente: “Resulta que íbamos a ver una película del Rocío y nos han largado un mitin político y anticlerical, que termina con un canto a las manos de los trabajadores que tienen que conseguir la libertad (...) ¿A qué vienen esos recuerdos de las crueldades de la guerra civil en un bando? ¿Es que no los hubo en los dos? ¿No sería más español y más democrático, no revivir escenas lamentables del pasado?” El jesuita tal vez ignoraba que en Almonte no hubo ninguna clase de represalias contra los fascistas.

El antiguo diario local del Movimiento fascista Sur/Oeste describió el 23 de octubre de 1980 el documental como un ataque “infantil y decididamente panfletario, a instituciones y poderes como la Iglesia, los terratenientes en general, los falangistas, las derechas y, en una palabra, el franquismo, al que se le acusa de manipular el tema del Rocío para su provecho”.

En abril de 1981 su proyección en los cines fue paralizada por la querella criminal de una familia de Almonte (Huelva), los hermanos José María, Manuel, Pilar, Juana, Josefa y Teresa Reales Cala, presentada en un juzgado de Sevilla por los delitos de injurias graves, escarnio de la religión católica y ultraje público. El juez no se conformó con impedir la exhibición sino que ordenó el secuestro de la película en todo España. Fue la primera en la transición.

En 1985 el Tribunal Supremo confirmó la decisión apoyándose en la escena de la matanza antifascista porque "aflora una inoportuna e infeliz recordación de episodios sucedidos después del 18 de julio de 1936, en los que se escarnece a uno de los bandos contendientes, olvidando que en las guerras civiles, como lucha fraticida que son, dejan una estela o rastro sangriento (...) que es indispensable inhumar y olvidar si se quiere que las generaciones posteriores convivan de forma pacífica".

El testimonio del crimen fue eliminado y sustituido por un fondo negro en el que aparecía el número de la orden de censura. Luego la censura fue, a su vez, censurada. Cortaron la película en las partes censuradas para que no se viera que habían sido censuradas, para ocultar la censura. Cuando a altas horas de la madrugada se ha emitido alguna vez por televisión, sigue estando doblemente censurada porque aún sigue vigente la condena.

En su indecente sentencia el Tribunal Supremo calificó al documental como un "libelo indecente". Para tomar su decisión la Audiencia de Sevilla no admitió el testimonio directo de 17 ancianos, vecinos de Almonte, dispuestos a certificar la veracidad de los crímenes fascistas cometidos por el cacique falangista José María Reales, ni tampoco las declaraciones periciales de historiadores expertos como Ian Gibson y Antonio Elorza o cineastas como Pilar Miró y Luis G. Berlanga. El Tribunal Supremo tampoco se molestó en corroborar el crimen masivo que la película relata.

Fernando Ruiz Vergara era uno de los representantes del nuevo cine andaluz y en 1980 tenía una carrera prometedora por delante. Su documental consiguió el primer premio del Festival de Cine de Sevilla en 1982 y fue presentado como candidato por España para el Festival de Venecia junto con "Ópera prima" de Fernando Trueba. La obra se volvió contra su autor. La censura le arruinó la vida a él y a la guionista, Ana Vila.

En medio de la adversidad, el realizador andaluz mantuvo, sin embargo, una digna y heroica compostura: rechazó tajantemente cualquier posibilidad de hacer cortes en la cinta para que fuera posible su exhibición, que es el chantaje que le proponía la sentencia del Tribunal Supremo. “Me niego en redondo, no lo acepto“, indicó a la prensa. Pero jamás volvió a ponerse detrás de una cámara. Guardián de las esencias más fascistas del régimen, el Tribunal Supremo le condenó a pagar una multa millonaria, al calabozo y, en definitiva, a un exilio perpetuo.

La Constitución es papel mojado. El magistrado ponente de aquella sentencia indecente fue Luis Vivas Marzal, un entusiasta defensor del régimen franquista, como él mismo confesó siempre a todo el que quiso escucharle.

Los foros reducidos que la han exhibido, han tenido que contratar a un abogado para soportar las presiones de las mafias fascistas, católicas y latifundistas de toda la vida. En un tardío homenaje, el director de cine José Luis Tirado está rodando "Callar al mensajero", un documental que recuerda la historia maldita de otro: "Rocío". Seguimos como siempre los mismos se siempre.

 
 
ROCÍO en RebeldeMule:
 
 
 
 
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