Foto. Arias Navarro y Juan Carlos. |
Todo
atado y bien atado
Los
fascistas que orquestaron la transición 'a la democracia'
Carlos
Arias Navarro, de carnicero en Málaga a Presidente del Gobierno
En su condición de fiscal, durante la guerra civil Carlos Arias Navarro (1908-1989) ingresó en el Ejército franquista como capitán honorario adscrito al cuerpo jurídico militar y tuvo un destacado papel en la represión que se produjo en Málaga. Se le conoce como el "carnicero de Málaga", pero no porque fuera hijo de un empleado del Matadero Municipal de Madrid sino porque participó en la muerte de miles de republicanos.
Los cálculos refieren que más de 3.500 antifascistas murieron en la primera semana tras la caída de Málaga. Muchos de ellos fueron fusilados sin juicio, en la playa, y otros tras una breve farsa a cargo del consejo de guerra recién establecido. El embajador italiano, Cantalupo, se quejó ante Franco de que las tropas italianas habían quedado desacreditadas por las ejecuciones de Málaga, y Ciano, ministro de Asuntos Exteriores de Mussolini, le ordenó que fuera a aquella ciudad para ver lo que estaba pasando. Vio cómo mujeres adineradas profanaban las tumbas de los republicanos.
En la carretera de la costa que llevaba a Almería, los tanques y la aviación fascistas se lanzaron a la caza de los fugitivos. Mataron a muchos, mientras que la mayoría de los que escaparon quedaron tendidos en la carretera, exhaustos y medio muertos de hambre.
En los siguientes meses asesinaron en Málaga a otros 16.952 antifascistas en los consejos de guerra, en los que Arias Navarro tuvo un papel protagonista como fiscal.
Luego ocupó importantes cargos en el franquismo. Fue nombrado gobernador civil de León (1944), y después lo sería en Tenerife (1951). El 15 de octubre de 1954 fue nombrado Gobernador civil y jefe provincial del Movimiento de Navarra, un cargo que suponía su nombramiento como consejero Nacional del Movimiento en representación de dicha provincia.
En 1957 fue nombrado Director General de Seguridad, el organismo encargado del orden público y el control de los cuerpos policiales. Su mandato lo ejerce en un periodo de dura represión, ejemplificado en leyes como la de Orden Público (1959) o la de Bandidaje y Terrorismo (1960).
Al frente de la policía franquista se volvió a caracterizar por su sadismo; los que pasaron por las mazmorras cuentan que él mismo participaba personalmente en las brutales torturas que tenían lugar durante los interrogatorios.
Durante su etapa al mando de la policía, en 1963, ordenó fusilar al dirigente comunista Julián Grimau, aplastó las huelgas de los mineros asturianos de 1962 y 1964, así como los primeros movimientos de estudiantiles de protesta que empezaron por aquella época.
Se mantuvo como Director General de Seguridad hasta 1965, cuando fue nombrado Alcalde de Madrid, nombrando como concejal responsable del Área de Urbanismo al general Juan Valverde Díaz. En Madrid Arias abrió la época de la especulación inmobiliaria, autorizando las Torres de Valencia, las de Colón y los pasos elevados de Atocha y Cuatro Caminos.
En junio de 1973 fue nombrado Ministro de la Gobernación en el nuevo gobierno dirigido por el almirante Carrero Blanco. Su muerte el 20 de diciembre de 1973 le aupó al cargo de Presidente del Gobierno.
En su condición de fiscal, durante la guerra civil Carlos Arias Navarro (1908-1989) ingresó en el Ejército franquista como capitán honorario adscrito al cuerpo jurídico militar y tuvo un destacado papel en la represión que se produjo en Málaga. Se le conoce como el "carnicero de Málaga", pero no porque fuera hijo de un empleado del Matadero Municipal de Madrid sino porque participó en la muerte de miles de republicanos.
Los cálculos refieren que más de 3.500 antifascistas murieron en la primera semana tras la caída de Málaga. Muchos de ellos fueron fusilados sin juicio, en la playa, y otros tras una breve farsa a cargo del consejo de guerra recién establecido. El embajador italiano, Cantalupo, se quejó ante Franco de que las tropas italianas habían quedado desacreditadas por las ejecuciones de Málaga, y Ciano, ministro de Asuntos Exteriores de Mussolini, le ordenó que fuera a aquella ciudad para ver lo que estaba pasando. Vio cómo mujeres adineradas profanaban las tumbas de los republicanos.
En la carretera de la costa que llevaba a Almería, los tanques y la aviación fascistas se lanzaron a la caza de los fugitivos. Mataron a muchos, mientras que la mayoría de los que escaparon quedaron tendidos en la carretera, exhaustos y medio muertos de hambre.
En los siguientes meses asesinaron en Málaga a otros 16.952 antifascistas en los consejos de guerra, en los que Arias Navarro tuvo un papel protagonista como fiscal.
Luego ocupó importantes cargos en el franquismo. Fue nombrado gobernador civil de León (1944), y después lo sería en Tenerife (1951). El 15 de octubre de 1954 fue nombrado Gobernador civil y jefe provincial del Movimiento de Navarra, un cargo que suponía su nombramiento como consejero Nacional del Movimiento en representación de dicha provincia.
En 1957 fue nombrado Director General de Seguridad, el organismo encargado del orden público y el control de los cuerpos policiales. Su mandato lo ejerce en un periodo de dura represión, ejemplificado en leyes como la de Orden Público (1959) o la de Bandidaje y Terrorismo (1960).
Al frente de la policía franquista se volvió a caracterizar por su sadismo; los que pasaron por las mazmorras cuentan que él mismo participaba personalmente en las brutales torturas que tenían lugar durante los interrogatorios.
Durante su etapa al mando de la policía, en 1963, ordenó fusilar al dirigente comunista Julián Grimau, aplastó las huelgas de los mineros asturianos de 1962 y 1964, así como los primeros movimientos de estudiantiles de protesta que empezaron por aquella época.
Se mantuvo como Director General de Seguridad hasta 1965, cuando fue nombrado Alcalde de Madrid, nombrando como concejal responsable del Área de Urbanismo al general Juan Valverde Díaz. En Madrid Arias abrió la época de la especulación inmobiliaria, autorizando las Torres de Valencia, las de Colón y los pasos elevados de Atocha y Cuatro Caminos.
En junio de 1973 fue nombrado Ministro de la Gobernación en el nuevo gobierno dirigido por el almirante Carrero Blanco. Su muerte el 20 de diciembre de 1973 le aupó al cargo de Presidente del Gobierno.
Portada Constitución Española. |
Siempre
fue un hombre de los servicios secretos. Nombró a su antiguo
concejal de urbanismo en Madrid, el general Juan Valverde Díaz, para
dirigirlos. El periodista portugués Nuno Vasco puso al descubierto
en su libro “Vigilados y perseguidos”, las estrechas
relaciones entre Arias Navarro y la Pide, la policía política de la
dictadura salazarista. En 1975 se ofreció a Estados Unidos para
entrar en guerra contra Portugal, donde se había estallado la
"Revolución de los Claveles".
En 1975 fue el responsable de los fusilamientos de cinco antifascistas el 27 de setiembre.
Muerto Franco, el rey le confirmó en el cargo de Presidente del Gobierno, que ocupó hasta julio de 1976.
Tras su dimisión, se hizo público que Arias Navarro espió sistemáticamente las conversaciones telefónicas de todos los que habían sido sus ministros, e incluso las del entonces Príncipe Juan Carlos.
En 1977 se incorporó a Alianza Popular, el partido creado por Manuel Fraga, hoy llamado Partido Popular, siendo candidato al Senado por Madrid en las elecciones del 15 de junio de aquel año.
En su obra "Tiempo de incertidumbre" el historiador Tusell indica que "sin la época de Carlos Arias la transición hubiera sido imposible". Fueron siniestros personajes de la peor caverna franquista los que la hicieron a su manera, es decir, la que la hicieron posible.
El proyecto de transición a la democracia de Arias Navarro lo contó otro fascista, José María de Areilza, en su “Diario de un Ministro de la Monarquía”. Cuando le acusaron de pretender continuar el franquismo con un retoque de fachada pero sin cambiar nada esencial, Arias Navarro respondió: “Pues bien; sí. Es cierto. Yo lo que deseo es continuar el franquismo. Y mientras esté aquí o actúe en la vida pública no seré sino un estricto continuador del franquismo en todos sus aspectos, y lucharé contra los enemigos de España que han comenzado a asomar su cabeza y son una minoría agazapada y clandestina en el país”.
En 1975 fue el responsable de los fusilamientos de cinco antifascistas el 27 de setiembre.
Muerto Franco, el rey le confirmó en el cargo de Presidente del Gobierno, que ocupó hasta julio de 1976.
Tras su dimisión, se hizo público que Arias Navarro espió sistemáticamente las conversaciones telefónicas de todos los que habían sido sus ministros, e incluso las del entonces Príncipe Juan Carlos.
En 1977 se incorporó a Alianza Popular, el partido creado por Manuel Fraga, hoy llamado Partido Popular, siendo candidato al Senado por Madrid en las elecciones del 15 de junio de aquel año.
En su obra "Tiempo de incertidumbre" el historiador Tusell indica que "sin la época de Carlos Arias la transición hubiera sido imposible". Fueron siniestros personajes de la peor caverna franquista los que la hicieron a su manera, es decir, la que la hicieron posible.
El proyecto de transición a la democracia de Arias Navarro lo contó otro fascista, José María de Areilza, en su “Diario de un Ministro de la Monarquía”. Cuando le acusaron de pretender continuar el franquismo con un retoque de fachada pero sin cambiar nada esencial, Arias Navarro respondió: “Pues bien; sí. Es cierto. Yo lo que deseo es continuar el franquismo. Y mientras esté aquí o actúe en la vida pública no seré sino un estricto continuador del franquismo en todos sus aspectos, y lucharé contra los enemigos de España que han comenzado a asomar su cabeza y son una minoría agazapada y clandestina en el país”.
Memoria Histórica 11, 12 y 13 de mayo. |
Memoria
Histórica Internacionalista
Acontecimientos
del 11, 12 y 13 de mayo.
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