Foto. Patrullas en Afganistán ante plantaciones de opio. |
Emplear
las drogas como arma de guerra
Desde
1939 hasta ahora
A
lo largo de la historia guerrera, y más si cabe en los últimos
acontecimientos bélicos llegados desde la implantación del
capitalismo, durante el desarrollo de dichas guerras, sean guerras
internas o externas, territoriales o mundiales, los poderes que las
provocaban, alentaban o permitían, siempre han utilizado el uso
masivo e indiscriminado de drogas como arma de guerra.
(…)
Vamos a dar un repaso a episodios ya suficientemente documentados
sobre la distribución de toneladas de drogas, creadas y/o
distribuidas por los propios Estados como fuente de control físico y
mental, muchas veces contra sus propias tropas.
Todo
se generalizó durante la 2ª guerra mundial, que estaba asolando el
mundo. Se necesitaban mercenarios, personas con la mente confusa
dispuestos a hacerlo sin ninguna contemplación.
Pervitin:
En
1939, los ejércitos del nazismo empezaron a ocupar países. Las
órdenes eran concretas. Bombardear, entrar en las aldeas, esquilmar
todas las riquezas, no dejar testigos molestos, y por lo tanto mano
libre y criminal.
Muchos
de los jóvenes soldados se tuvieron que emplear en jornadas sin fin,
de marchas por las tierras europeas, matando, quemando, violando,
montando las riquezas en camiones hacia y para la nueva Alemania. Y
estar de pie al día siguiente para seguir haciendo lo mismo durante,
recordémoslo, casi 6 años.
Se
necesitaba estimular -y mucho- a las tropas. Pero
ya tenían la solución. Tras
ser introducido al mercado en 1938, y
ya extendida como el agua a partir del año siguiente, el
Pervitin, una droga metanfetamínica recientemente desarrollada por
la compañía farmacéutica Temmler, de
Berlín, rápidamente se convirtió
en super-ventas
entre la población civil alemana
y llamó la atención, claro
está, de Otto Ranke, un nazi
doctor
militar y director del Instituto para la Fisiología General y de
Defensa en la Academia de Medicina Militar de Berlín.
Como sabían que los efectos de las anfetaminas son similares a los de la adrenalina producida por el cuerpo, provocando un estado de alerta acentuado y que aumenta la auto-confianza, la concentración y la voluntad de afrontar riesgos, al mismo tiempo que reduce la sensibilidad al dolor, hambre y sed, así como reduce la necesidad de dormir; en septiembre de 1939, Ranke probó el fármaco en 90 estudiantes universitarios, y concluyó que el Pervitin podía ayudar a la Wehrmacht a ganar la guerra.
Como sabían que los efectos de las anfetaminas son similares a los de la adrenalina producida por el cuerpo, provocando un estado de alerta acentuado y que aumenta la auto-confianza, la concentración y la voluntad de afrontar riesgos, al mismo tiempo que reduce la sensibilidad al dolor, hambre y sed, así como reduce la necesidad de dormir; en septiembre de 1939, Ranke probó el fármaco en 90 estudiantes universitarios, y concluyó que el Pervitin podía ayudar a la Wehrmacht a ganar la guerra.
Al
principio fue probado en los conductores militares que participaron
en la invasión de Polonia. “No
se cansaban”
dicen las crónicas. A
partir de ahí, fue distribuido sin escrúpulos a las tropas
combatientes en el frente.
El
uso indiscriminado y en brutales sobredosis de Pervitin, que se
trataba de una
metanfetamina-hidroclórica,
inundó
de consumidores
las trincheras y cuarteles.
Las drogas eran parte de un plan “para ayudar” a pilotos,
marineros e infantería nazi a un rendimiento sobrehumano. La cúpula
militar dispensaba con mano ancha tales estimulantes, además también
de inmensas reservas de alcohol y opiáceos.
En
sólo 4 meses de 1940, distribuyeron 35 millones de
comprimidos. Crearon
verdaderos dependientes
a
partir de 1941 y la invasión de la URSS,
pues su administración, que
también era en ampollas por vena e intramuscular,
por
ejemplo, salvó a decenas de miles de ellos en el invierno soviético
de morir congelados, permitiéndoles andar unas horas más tras
redosificar
Pervitin. Pero
recordemos
que la metaanfetamina tiene un alto potencial de
abuso
y adicción.
Los
nazis, tras
las derrotas consecutivas en la URSS,
querían algo más potente que el Pervitin, y trabajaron 24 horas al
día en un píldora milagrosa para sus tropas. En marzo de 1944, el
vice-almirante Hellmuth Heye, pidió una droga "que
pudiera mantener a los soldados listos para la batalla cuando se les
pidiera continuar luchar más allá de un período considerado
normal, mientras que a la vez potenciara su auto-estima."
Poco después se presentó una píldora con el nombre-clave D-IX.
Contenía 5 miligramos de cocaína, 3 miligramos de Pervitin y 5 de
Eukodal (un analgésico derivado de la morfina). En
grandes dosis y con otros estimulantes, les
permitía
estar hasta 50 horas en pie, zombis
y máquinas de matar, pero un año más tarde Alemania fue derrotada
en todos sus frentes.
Foto. Grupo de soldados yanquis heroinómanos en Vietnam. |
Para
no extender la exposición
sobre
el uso extendido de drogas como arma de guerra en la 2ª G.M. por
parte de todos los países grancapitalistas,
decir que las mismas consideraciones y
en parecidos términos y fechas debieron
significar el masivo uso de:
-El
Gobierno británico de guerra y las Anfetaminas.
Los
pilotos británicos de la RAF, de
forma espectacular durante julio a
noviembre
de 1940 fueron
unos anfetamínicos “incansables”.
80
millones de comprimidos se distribuyeron en la guerra.
-El
Gobierno japonés de guerra y
las brutales sobredosis de metaanfetamina con que los fascistas
nipones
inundaron sus ejércitos. En el caso de los pilotos que han pasado a
la historia como kamikazes, en la jornada de despedida les eran
suministradas enormes cantidades de metaanfetamina para su último
viaje sin retorno. Como
curiosidad histórica, y por si se arrepentían a última hora o las
drogas no conseguían el efecto deseado por los jerarcas fascistas
¿sabíais que los aviones tenían el depósito sólo con el
combustible imprescindible para el viaje de ida?
Programa
MK Ultra. La CÍA y la guerra interna con LSD:
Se
trató de uno de los programas más ambiciosos de la Agencia Central
de Inteligencia de los Estados Unidos de América, la CIA. El
objetivo que se había planteado para el proyecto era encontrar una o
varias formas de poder controlar la mente de un ser humano, alterando
su percepción sensorial y lograr así extraer información 100%
fidedigna en futuras sesiones interrogatorias, especialmente para
facilitar y hacer más eficaces los interrogatorios con aquellos
individuos que ofrecían mayor resistencia, léase disidencia
política.Según lo investigado hasta ahora, este programa se inició en el año 1950. Durante la dirección de Allen Welsh Dulles, el primer director civil de la CIA, tuvo su comienzo oficial en 1953. Dulles ordenó comenzar los procedimientos tras la designación del bioquímico y psiquiatra militar Sidney Gottlieb, director de la División Química de la CIA, con el objetivo inicial de formular una droga lo suficientemente potente como para obligar a cualquier ser humano a decir toda la verdad en sus interrogatorios. Sin embargo, el programa no tardó en ir modificándose, habiendo más de un centenar de proyectos incluidos en el mismo, de los cuales aún hoy no se conoce ni el más mínimo detalle salvo lo concerniente al LSD. Y recordemos, más de 100 proyectos desconocidos de drogas de guerra.
Con el paso del tiempo y el proyecto ya en práctica, que se desarrolló entre los 50 y hasta 1973, las ambiciones comenzaron a crecer cada vez más, tanto como para gastar millones y millones de dólares en él. De hecho, en determinado momento, la operación MK Ultra llegó a consumir el 6% de todo el presupuesto de la CIA.
La droga estrella del proyecto fue el LSD, la dietilamida del ácido lisérgico o lisérgida.
Sabían que el LSD modifica los estados de conciencia, crea alucinaciones de gran intensidad, altera la percepción de los sentidos con gran intensidad, disolución del ego, disminuye el sueño y el cansancio y da rigidez muscular. Pero ¿y en enormes dosis?. Pues lo iban a averiguar.
Por
ello, desde la máxima confidencialidad de la CIA, se reclutaron
indigentes, pacientes con enfermedades mentales, prostitutas,
miembros de bajo rango de los servicios militares y presos, entre
otros, por supuesto, sin consentimiento previo alguno, en forma
secreta y totalmente ilegal. Hoy se sabe que fueron miles las
víctimas de estos crueles experimentos y desconocidas las cifras
exactas e igualmente la cantidad de muertes por las condiciones
extraordinarias en las que se vulneraba a sus participantes. Llegaron
incluso a intoxicar con enormes cantidades de LSD al azar a simples
bañistas en multitud de playas de EE.UU. cuando tomaban refrescos en
algún chiringuito. Luego les seguían durante días anotando todas
las reacciones.
Dibujo. (Una calavera que es la CIA reparte drogas a un joven que fuma crack) |
En
parecidos términos, aunque se desconoce la sustancia empleada, se
cometieron en España varias aberraciones en el uso de drogas de
guerra, en este caso en busca del “pentotal” o droga de la
verdad. Mendigos sufrieron los experimentos y muertes.
Más
recientemente y hasta casi momentos actuales, se cuentan ya numerosos
casos de detenidos políticos que durante su detención y cautiverio,
habían sido drogados con alguna sustancia en el agua, que les hacía
pasar por momentos de terror alucinógeno, pérdida de la
realidad-tiempo, escucha de voces, momentos de euforia y sensación
de vuelo. ¿Sobredosis de ácido lisérgico o alguna variante
ketamínica? ¿drogas de guerra propias del Estado español?
Guerras
de Vietnam, Camboya y Corea:
El
ejemplo máximo de uso de drogas depresoras del Sistema Nervioso
Central en momentos de guerra son los casos de Camboya, Corea y Laos,
pero sobre todo el de Vietnam.
Lo
mismo que en anteriores conflictos en tierra ajena, los soldados de
EE.UU. que desde 1959 y hasta 1973 estuvieron bombardeando y ocupando
parte de Vietnam, ocasionando cientos de miles de muertos,
necesitaban ser motivados.
Así,
más de un tercio de los soldados yankis consumieron numerosas drogas
ilegales y casi el 100% alcohol durante su estancia en Vietnam
(millones de litros de alcohol, toneladas de marihuana, miles de
dosis de LSD y cientos de kilos de heroína). Se estima que 100.000
soldados tuvieron problemas de adicción... o fueron catalogados como
adictos por las autoridades tras la guerra, muy especialmente a la
heroína.
Aquí
desde luego es necesario hacer referencia al “Triángulo de
Zinberg”. Norman Zinberd estudió por qué más del 80% de los
dependientes a heroína dejaron de usarla a su vuelta a EEUU. Dio en
la clave al plantear el entorno de consumo, el setting, tras
analizar el set, el momento. Resulta que el uso de analgésicos
se usaban allí para que los soldados se abstrayeran de la tensión
propia de la guerra. En EEUU la única tensión que se
encontraron fue la falta de apoyo popular producto de una guerra
injusta.
La
heroína fue tan común en Vietnam, que se vendía casi de forma
libre, con multitud de traficantes organizados y amparados por
generales survietnamitas y ministros que contaban con la “vista
gorda” de los oficiales norteamericanos. La droga era de una
extraordinaria pureza (más del 90% de pureza frente a la droga que
existía en Norteamérica, con un 2%).
Pero
recordemos que la heroína es una sustancia semisintética fruto de
un opiáceo, y por lo tanto, depresora del S.N.C., o sea, relentiza,
seda y adormece.
Así
que tras su uso negativo como arma de guerra en esos tres conflictos
citados: “Allí tirado, entre mis propios vómitos, la
heroína me hacía olvidar por unas horas el dolor por los 60.000
compañeros muertos”, se reintrodujo al mayor enemigo interior,
los barrios obreros y marginales de las grandes ciudades
industriales. Tanto de EE.UU. como de los países capitalistas.
El
caso del Estado Español, con decenas de miles de jóvenes de barrios
populares y obreros muertos a causa directa o indirecta del consumo
de heroína nos podía ocupar varios programas enteros.
Existen
cientos de testimonios, libros independientes, investigaciones, logro
de pequeños datos significativos para sacar conclusiones de que
fueron los propios estados, a través de sus servicios secretos y de
inteligencia los que introdujeron las enormes cantidades de drogas
entre la población obrera y marginal. Todas esas denuncias ya
nacientes se fueron confirmando, deduciendo y reafirmaron
posteriormente al lograr documentos de la trama conocida como “Armas
por droga para Nicaragua”. Hasta entonces no había “pruebas”,
pero a partir de entonces, van apareciendo de forma ininterrumpida.
Foto. Pastillas de Captagón. |
Catha
Edulis o Khat, de droga ancestral a fuente de ingresos y poder
Las
intromisiones en el mundo de las drogas han llegado a tal punto que
las de uso reciente tradicional se han reconvertido con el desarrollo
del capitalismo y de la guerra, en otro caso del uso de las drogas
con fines bélicos o de intento de control total. El ejemplo de los
llamados “Piratas de Somalia” y el uso legal hasta hace poco de
esa droga ancestral en Yemen, Somalia y Yibouti, e ilegal pero
extendidísima en Etiopía, Omán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes,
y ahora traficada y controlada por ellos sitúa de nuevo de una forma
dramática el debate de la ilegalización de drogas, luego igualmente
extendidas pero empleadas con fines bélicos.
El
Khat es un arbusto cuyas hojas y tallos constituyen uno de los
estimulantes vegetales más potentes que se conocen, que se consume
mascando las hojas y tomando tés de los brotes, las yemas y las
hojas tiernas. Sus alcaloides, la catina y la catinona, posee poderes
excitantes comparable a la anfetamina. Contiene además pervitina y
norefedrina.
Es
una droga natural ideal en la guerra. Estimula, es eufórica y da
claridad mental, produce curiosamente analgesia, y a altas dosis
puede crear alucinaciones. Pero tras los efectos, en la bajada,
permite el adormecimiento y el sueño. “El descanso de los Piratas
mientras engordan el bolsín”, titulaban adecuadamente la relación
de reconversión de una droga natural, cultural, popular y
consentida, en un enorme negocio mafioso.
En ciudades de Somalia, un consumidor puede gastar el 25% de sus
ganancias diarias en comprar Khat.
Pero
por otra parte, habría que incidir aquí que sus efectos analgésicos
están siendo investigados. (...)
Parecido
papel se ha jugado recientemente con otra droga natural, popular,
cultural y legal hasta hace poco tras los continuos conflictos en
Congo, Gabón, la República Democrática del Congo, Camerún y
Guinea Ecuatorial (donde siempre ha sido ilegal). Se trata de otro
arbusto, llamado Iboga, con un alcaloide denominado ibogaina. En lo
relativo a sus efectos, varios expertos han denominado a la Iboga “La
cocaína de África”.
Sería
el momento para recordar que la ibogaína es una sustancia bastante
segura con un potencial terapeútico por explorar y ya hay quienes la
usan para tratamientos de deshabituación a drogas como cocaína,
alcohol y otras. Aumenta la potencia muscular y la resistencia y
produce fuerte euforia. “Arbusto del guerrero” se le llamaba
culturalmente. Ahora es literal, pero controlado por las mafias
locales.
Hablando
de mafiosos, drogas y guerra
“Matar
al mensajero”
Nos
vamos de nuevo al papá de la idea de “drogas para la guerra”,
EE.UU.
Para
que no todo sea texto sobre este tema, recomendamos ver la película
“Matar al mensajero”, en la que se explica como la CIA inundó de
viejas y nuevas drogas y convirtió en adictos a los residentes de
los barrios pobres de Los Ángeles en aras de financiar con armamento
a la Contra Nicaragüense en los años 80.
2015:
El actual Captagón
De
unos meses a esta parte, multitud de noticias nos remiten al uso
generalizado por parte de los combatientes islamistas, en sus países
aliados y en las líneas del frente de unas pastillas estimulantes
“que les vuelve inquebrantables al cansancio” denominadas
Captagón.
En
dichas noticias se alerta de que según los testimonios recogidos, o
por las continuas capturas por parte de otros frentes combatientes de
hasta camiones cisterna repletos de pastillas de este compuesto, se
estaría dando un empleo generalizado en los mismos frentes de
batalla de esta sustancia.
Como
la lógica impone, nos vamos a estudiar lo que el Vademecum y otras
fuentes de sustancias y medicamentos nos indican:
Contiene
y se
trata de la
Fenetilina,
que
es
un enlace químico de la anfetamina, y de
la
teofilina que se comporta como un profármaco. Se comercializa para
su uso como un psicoestimulante bajo las marcas de Captagón,
Biocapton y Fitton. O
sea, la ahora tan nombrada Captagón, fue
inicialmente el nombre comercial más
conocido de
la fenetilina, un estimulante sintético. Fármaco del tipo
psicoestimulantes,
que son los
usados
para el trastorno del déficit de atención e hiperactividad y
nootrópicos. Recordemos
que los
nootrópicos
son sustancias que estimulan los neurotransmisores y potencian la
actividad del cerebro.
Como
en casos anteriores y con otras sustancias, a finales de los
80 del siglo pasado se desvió a otros usos grandes
cantidades de Captagón, el medicamento se incorporó al mercado
negro y desde comienzos de los 1990, -con
el aumento de las medidas de fiscalización- la
fenetilina ya no puede obtenerse de fuentes lícitas, así que
los traficantes (con el consentimiento de varios
estados, como p.e. Arabia Saudí) han recurrido a la
fenetilina de fabricación ilícita, además de sustituir esa
sustancia por otros varios estimulantes anfetamínicos.
En los últimos años se ha descubierto que además de
fenetilina, la mayoría de las tabletas de Captagón
incautadas contenían anfetaminas, además de
estimulantes no sujetos a fiscalización internacional.
No
es una droga desconocida. Se llegó a comercializar
en España, en concreto como cápsulas duras de 220 mg con marca
comercial Fitokey Eleuterococo, aunque en el resto de países que lo
vendían en Europa se comercializaba en comprimidos de 50 mg.
Básicamente
es un psicoestimulante, que en función de la dosis aumenta el ritmo
cardiaco, produce una fuerte excitación y euforia, que mejora el
ánimo, la seguridad, la confianza y la habilidad. Reduce el hambre,
el sueño, la capacidad de respuesta a los estímulos y el cansancio,
y en función de la dosis da sensación total de alerta, tensión
muscular y sensación de “no dolor”.
Por
el formato de presentación tendrá una disolución lenta, aumentando
el tiempo de los efectos, sin que estos sean demasiado intensos con
la dosis del comprimido original, excepto si se consumen muchas
dosis. De nuevo, la dosis hace el veneno.
Por
las noticias aparecidas, se puede valorar que se está ejerciendo ya
antiguas, diarias y continuas sobredosis en la manera de toma, por lo
que el efecto anfetamínico sería incontrolable, con efectos a corto
y medio plazo de ansiedad general, trastorno depresivo o compulsivo,
episodios de agresividad o la llamada psicosis anfetamínica. O sea,
una alta dependencia psicológica, más si tenemos en cuenta el
ambiente de descontrol absoluto de la procedencia, en su mayoría
laboratorios clandestinos o de guerra en Oriente Medio.
¿Sólo
se trata de uso abusivo de fenetilina? ¿y no de sulfato de
anfetamina o variables?. ¿Y no de metanfetamina?. ¿Quién controla
la fabricación?. ¿Quién la distribución?.
Pero
en suma: ¿Quién gana con la absoluta pérdida de voluntad de los
nuevos yonkis, ahora con algo denominado Captagón, ayer heroína,
antes de ayer Pervitin y ahora y siempre el empleo de la droga como
brutal y desesperanzadora arma de guerra.
Señalar
aquí la total contradicción de que los estados que legislan las
drogas argumentan que hacen daño a la salud nuestra y la de terceras
personas. Los fanáticos yihadistas castigan a los usuarios, mientras
favorecen, instigan u obligan a utilizar drogas para quitar lo más
preciado que tenemos, la vida de terceros.
¿Un
ejemplo?. Ellos mismos lo cuentan. Un mercenario belga en la R. D.
del Congo contaba en varios medios:
“Sentí
un verdadero placer al machacar aquella cabeza negra. Vivía a todo
tren, putas, cocaína, poder matar con patente de corso”. (…)
“Sí, nunca nos faltan las drogas, ¿queréis alguna vosotros o
qué? Jajaja.”
Artículo
completo y Biografía en:
Ailaket!
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