domingo, 21 de junio de 2015

Investigación. Emplear las drogas como arma de guerra.

Foto. Patrullas en Afganistán ante plantaciones de opio.
Emplear las drogas como arma de guerra
Desde 1939 hasta ahora

A lo largo de la historia guerrera, y más si cabe en los últimos acontecimientos bélicos llegados desde la implantación del capitalismo, durante el desarrollo de dichas guerras, sean guerras internas o externas, territoriales o mundiales, los poderes que las provocaban, alentaban o permitían, siempre han utilizado el uso masivo e indiscriminado de drogas como arma de guerra.

(…) Vamos a dar un repaso a episodios ya suficientemente documentados sobre la distribución de toneladas de drogas, creadas y/o distribuidas por los propios Estados como fuente de control físico y mental, muchas veces contra sus propias tropas.

Todo se generalizó durante la 2ª guerra mundial, que estaba asolando el mundo. Se necesitaban mercenarios, personas con la mente confusa dispuestos a hacerlo sin ninguna contemplación.

Pervitin:
En 1939, los ejércitos del nazismo empezaron a ocupar países. Las órdenes eran concretas. Bombardear, entrar en las aldeas, esquilmar todas las riquezas, no dejar testigos molestos, y por lo tanto mano libre y criminal.
Muchos de los jóvenes soldados se tuvieron que emplear en jornadas sin fin, de marchas por las tierras europeas, matando, quemando, violando, montando las riquezas en camiones hacia y para la nueva Alemania. Y estar de pie al día siguiente para seguir haciendo lo mismo durante, recordémoslo, casi 6 años.
Se necesitaba estimular -y mucho- a las tropas. Pero ya tenían la solución. Tras ser introducido al mercado en 1938, y ya extendida como el agua a partir del año siguiente, el Pervitin, una droga metanfetamínica recientemente desarrollada por la compañía farmacéutica Temmler, de Berlín, rápidamente se convirtió en super-ventas entre la población civil alemana y llamó la atención, claro está, de Otto Ranke, un nazi doctor militar y director del Instituto para la Fisiología General y de Defensa en la Academia de Medicina Militar de Berlín.

Como sabían que los efectos de las anfetaminas son similares a los de la adrenalina producida por el cuerpo, provocando un estado de alerta acentuado y que aumenta la auto-confianza, la concentración y la voluntad de afrontar riesgos, al mismo tiempo que reduce la sensibilidad al dolor, hambre y sed, así como reduce la necesidad de dormir; en septiembre de 1939, Ranke probó
el fármaco en 90 estudiantes universitarios, y concluyó que el Pervitin podía ayudar a la Wehrmacht a ganar la guerra.
Al principio fue probado en los conductores militares que participaron en la invasión de Polonia. No se cansaban” dicen las crónicas. A partir de ahí, fue distribuido sin escrúpulos a las tropas combatientes en el frente.
El uso indiscriminado y en brutales sobredosis de Pervitin, que se trataba de una metanfetamina-hidroclórica, inundó de consumidores las trincheras y cuarteles. Las drogas eran parte de un plan “para ayudar” a pilotos, marineros e infantería nazi a un rendimiento sobrehumano. La cúpula militar dispensaba con mano ancha tales estimulantes, además también de inmensas reservas de alcohol y opiáceos.
En sólo 4 meses de 1940, distribuyeron 35 millones de comprimidos. Crearon verdaderos dependientes a partir de 1941 y la invasión de la URSS, pues su administración, que también era en ampollas por vena e intramuscular, por ejemplo, salvó a decenas de miles de ellos en el invierno soviético de morir congelados, permitiéndoles andar unas horas más tras redosificar Pervitin. Pero recordemos que la metaanfetamina tiene un alto potencial de abuso y adicción.

Los nazis, tras las derrotas consecutivas en la URSS, querían algo más potente que el Pervitin, y trabajaron 24 horas al día en un píldora milagrosa para sus tropas. En marzo de 1944, el vice-almirante Hellmuth Heye, pidió una droga "que pudiera mantener a los soldados listos para la batalla cuando se les pidiera continuar luchar más allá de un período considerado normal, mientras que a la vez potenciara su auto-estima." Poco después se presentó una píldora con el nombre-clave D-IX. Contenía 5 miligramos de cocaína, 3 miligramos de Pervitin y 5 de Eukodal (un analgésico derivado de la morfina). En grandes dosis y con otros estimulantes, les permitía estar hasta 50 horas en pie, zombis y máquinas de matar, pero un año más tarde Alemania fue derrotada en todos sus frentes.

Foto. Grupo de soldados yanquis heroinómanos en Vietnam.
Para no extender la exposición sobre el uso extendido de drogas como arma de guerra en la 2ª G.M. por parte de todos los países grancapitalistas, decir que las mismas consideraciones y en parecidos términos y fechas debieron significar el masivo uso de:
-El Gobierno británico de guerra y las Anfetaminas. Los pilotos británicos de la RAF, de forma espectacular durante julio a noviembre de 1940 fueron unos anfetamínicos “incansables”. 80 millones de comprimidos se distribuyeron en la guerra.
-El Gobierno japonés de guerra y las brutales sobredosis de metaanfetamina con que los fascistas nipones inundaron sus ejércitos. En el caso de los pilotos que han pasado a la historia como kamikazes, en la jornada de despedida les eran suministradas enormes cantidades de metaanfetamina para su último viaje sin retorno. Como curiosidad histórica, y por si se arrepentían a última hora o las drogas no conseguían el efecto deseado por los jerarcas fascistas ¿sabíais que los aviones tenían el depósito sólo con el combustible imprescindible para el viaje de ida?

Programa MK Ultra. La CÍA y la guerra interna con LSD:
Se trató de uno de los programas más ambiciosos de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América, la CIA. El objetivo que se había planteado para el proyecto era encontrar una o varias formas de poder controlar la mente de un ser humano, alterando su percepción sensorial y lograr así extraer información 100% fidedigna en futuras sesiones interrogatorias, especialmente para facilitar y hacer más eficaces los interrogatorios con aquellos individuos que ofrecían mayor resistencia, léase disidencia política.
Según lo investigado hasta ahora, este programa se inició en el año 1950. Durante la dirección de Allen Welsh Dulles, el primer director civil de la CIA, tuvo su comienzo oficial en 1953. Dulles ordenó comenzar los procedimientos tras la designación del bioquímico y psiquiatra militar Sidney Gottlieb, director de la División Química de la CIA, con el objetivo inicial de formular una droga lo suficientemente potente como para obligar a cualquier ser humano a decir toda la verdad en sus interrogatorios. Sin embargo, el programa no tardó en ir modificándose, habiendo más de un centenar de proyectos incluidos en el mismo, de los cuales aún hoy no se conoce ni el más mínimo detalle salvo lo concerniente al LSD. Y recordemos, más de 100 proyectos desconocidos de drogas de guerra.
Con el paso del tiempo y el proyecto ya en práctica, que se desarrolló entre los 50 y hasta 1973, las ambiciones comenzaron a crecer cada vez más, tanto como para gastar millones y millones de dólares en él. De hecho, en determinado momento, la operación MK Ultra llegó a consumir el 6% de todo el presupuesto de la CIA.
La droga estrella del proyecto fue el LSD, la dietilamida del ácido lisérgico o lisérgida.
Sabían que el LSD modifica los estados de conciencia, crea alucinaciones de gran intensidad, altera la percepción de los sentidos con gran intensidad, disolución del ego, disminuye el sueño y el cansancio y da rigidez muscular. Pero ¿y en enormes dosis?. Pues lo iban a averiguar.
Por ello, desde la máxima confidencialidad de la CIA, se reclutaron indigentes, pacientes con enfermedades mentales, prostitutas, miembros de bajo rango de los servicios militares y presos, entre otros, por supuesto, sin consentimiento previo alguno, en forma secreta y totalmente ilegal. Hoy se sabe que fueron miles las víctimas de estos crueles experimentos y desconocidas las cifras exactas e igualmente la cantidad de muertes por las condiciones extraordinarias en las que se vulneraba a sus participantes. Llegaron incluso a intoxicar con enormes cantidades de LSD al azar a simples bañistas en multitud de playas de EE.UU. cuando tomaban refrescos en algún chiringuito. Luego les seguían durante días anotando todas las reacciones.

Dibujo. (Una calavera que es la CIA reparte drogas a un joven que fuma crack)
En parecidos términos, aunque se desconoce la sustancia empleada, se cometieron en España varias aberraciones en el uso de drogas de guerra, en este caso en busca del “pentotal” o droga de la verdad. Mendigos sufrieron los experimentos y muertes.
Más recientemente y hasta casi momentos actuales, se cuentan ya numerosos casos de detenidos políticos que durante su detención y cautiverio, habían sido drogados con alguna sustancia en el agua, que les hacía pasar por momentos de terror alucinógeno, pérdida de la realidad-tiempo, escucha de voces, momentos de euforia y sensación de vuelo. ¿Sobredosis de ácido lisérgico o alguna variante ketamínica? ¿drogas de guerra propias del Estado español?

Guerras de Vietnam, Camboya y Corea:
El ejemplo máximo de uso de drogas depresoras del Sistema Nervioso Central en momentos de guerra son los casos de Camboya, Corea y Laos, pero sobre todo el de Vietnam.
Lo mismo que en anteriores conflictos en tierra ajena, los soldados de EE.UU. que desde 1959 y hasta 1973 estuvieron bombardeando y ocupando parte de Vietnam, ocasionando cientos de miles de muertos, necesitaban ser motivados.
Así, más de un tercio de los soldados yankis consumieron numerosas drogas ilegales y casi el 100% alcohol durante su estancia en Vietnam (millones de litros de alcohol, toneladas de marihuana, miles de dosis de LSD y cientos de kilos de heroína). Se estima que 100.000 soldados tuvieron problemas de adicción... o fueron catalogados como adictos por las autoridades tras la guerra, muy especialmente a la heroína.

Aquí desde luego es necesario hacer referencia al “Triángulo de Zinberg”. Norman Zinberd estudió por qué más del 80% de los dependientes a heroína dejaron de usarla a su vuelta a EEUU. Dio en la clave al plantear el entorno de consumo, el setting, tras analizar el set, el momento. Resulta que el uso de analgésicos se usaban allí para que los soldados se abstrayeran de la tensión propia de la guerra. En EEUU la única tensión que se encontraron fue la falta de apoyo popular producto de una guerra injusta.

La heroína fue tan común en Vietnam, que se vendía casi de forma libre, con multitud de traficantes organizados y amparados por generales survietnamitas y ministros que contaban con la “vista gorda” de los oficiales norteamericanos. La droga era de una extraordinaria pureza (más del 90% de pureza frente a la droga que existía en Norteamérica, con un 2%).
Pero recordemos que la heroína es una sustancia semisintética fruto de un opiáceo, y por lo tanto, depresora del S.N.C., o sea, relentiza, seda y adormece.

Así que tras su uso negativo como arma de guerra en esos tres conflictos citados:Allí tirado, entre mis propios vómitos, la heroína me hacía olvidar por unas horas el dolor por los 60.000 compañeros muertos”, se reintrodujo al mayor enemigo interior, los barrios obreros y marginales de las grandes ciudades industriales. Tanto de EE.UU. como de los países capitalistas.

El caso del Estado Español, con decenas de miles de jóvenes de barrios populares y obreros muertos a causa directa o indirecta del consumo de heroína nos podía ocupar varios programas enteros.

Existen cientos de testimonios, libros independientes, investigaciones, logro de pequeños datos significativos para sacar conclusiones de que fueron los propios estados, a través de sus servicios secretos y de inteligencia los que introdujeron las enormes cantidades de drogas entre la población obrera y marginal. Todas esas denuncias ya nacientes se fueron confirmando, deduciendo y reafirmaron posteriormente al lograr documentos de la trama conocida como “Armas por droga para Nicaragua”. Hasta entonces no había “pruebas”, pero a partir de entonces, van apareciendo de forma ininterrumpida.

Foto. Pastillas de Captagón.
Catha Edulis o Khat, de droga ancestral a fuente de ingresos y poder
Las intromisiones en el mundo de las drogas han llegado a tal punto que las de uso reciente tradicional se han reconvertido con el desarrollo del capitalismo y de la guerra, en otro caso del uso de las drogas con fines bélicos o de intento de control total. El ejemplo de los llamados “Piratas de Somalia” y el uso legal hasta hace poco de esa droga ancestral en Yemen, Somalia y Yibouti, e ilegal pero extendidísima en Etiopía, Omán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes, y ahora traficada y controlada por ellos sitúa de nuevo de una forma dramática el debate de la ilegalización de drogas, luego igualmente extendidas pero empleadas con fines bélicos.
El Khat es un arbusto cuyas hojas y tallos constituyen uno de los estimulantes vegetales más potentes que se conocen, que se consume mascando las hojas y tomando tés de los brotes, las yemas y las hojas tiernas. Sus alcaloides, la catina y la catinona, posee poderes excitantes comparable a la anfetamina. Contiene además pervitina y norefedrina.
Es una droga natural ideal en la guerra. Estimula, es eufórica y da claridad mental, produce curiosamente analgesia, y a altas dosis puede crear alucinaciones. Pero tras los efectos, en la bajada, permite el adormecimiento y el sueño. “El descanso de los Piratas mientras engordan el bolsín”, titulaban adecuadamente la relación de reconversión de una droga natural, cultural, popular y consentida, en un enorme negocio mafioso. En ciudades de Somalia, un consumidor puede gastar el 25% de sus ganancias diarias en comprar Khat.
Pero por otra parte, habría que incidir aquí que sus efectos analgésicos están siendo investigados. (...)

Parecido papel se ha jugado recientemente con otra droga natural, popular, cultural y legal hasta hace poco tras los continuos conflictos en Congo, Gabón, la República Democrática del Congo, Camerún y Guinea Ecuatorial (donde siempre ha sido ilegal). Se trata de otro arbusto, llamado Iboga, con un alcaloide denominado ibogaina. En lo relativo a sus efectos, varios expertos han denominado a la Iboga “La cocaína de África”.
Sería el momento para recordar que la ibogaína es una sustancia bastante segura con un potencial terapeútico por explorar y ya hay quienes la usan para tratamientos de deshabituación a drogas como cocaína, alcohol y otras. Aumenta la potencia muscular y la resistencia y produce fuerte euforia. “Arbusto del guerrero” se le llamaba culturalmente. Ahora es literal, pero controlado por las mafias locales.

Hablando de mafiosos, drogas y guerra
Matar al mensajero”
Nos vamos de nuevo al papá de la idea de “drogas para la guerra”, EE.UU.
Para que no todo sea texto sobre este tema, recomendamos ver la película “Matar al mensajero”, en la que se explica como la CIA inundó de viejas y nuevas drogas y convirtió en adictos a los residentes de los barrios pobres de Los Ángeles en aras de financiar con armamento a la Contra Nicaragüense en los años 80.

2015: El actual Captagón
De unos meses a esta parte, multitud de noticias nos remiten al uso generalizado por parte de los combatientes islamistas, en sus países aliados y en las líneas del frente de unas pastillas estimulantes “que les vuelve inquebrantables al cansancio” denominadas Captagón.
En dichas noticias se alerta de que según los testimonios recogidos, o por las continuas capturas por parte de otros frentes combatientes de hasta camiones cisterna repletos de pastillas de este compuesto, se estaría dando un empleo generalizado en los mismos frentes de batalla de esta sustancia.
Como la lógica impone, nos vamos a estudiar lo que el Vademecum y otras fuentes de sustancias y medicamentos nos indican:

Contiene y se trata de la Fenetilina, que es un enlace químico de la anfetamina, y de la teofilina que se comporta como un profármaco. Se comercializa para su uso como un psicoestimulante bajo las marcas de Captagón, Biocapton y Fitton. O sea, la ahora tan nombrada Captagón, fue inicialmente el nombre comercial más conocido de la fenetilina, un estimulante sintético. Fármaco del tipo psicoestimulantes, que son los usados para el trastorno del déficit de atención e hiperactividad y nootrópicos. Recordemos que los nootrópicos son sustancias que estimulan los neurotransmisores y potencian la actividad del cerebro.

Como en casos anteriores y con otras sustancias, a finales de los 80 del siglo pasado se desvió a otros usos grandes cantidades de Captagón, el medicamento se incorporó al mercado negro y desde comienzos de los 1990, -con el aumento de las medidas de fiscalización- la fenetilina ya no puede obtenerse de fuentes lícitas, así que los traficantes (con el consentimiento de varios estados, como p.e. Arabia Saudí) han recurrido a la fenetilina de fabricación ilícita, además de sustituir esa sustancia por otros varios estimulantes anfetamínicos. En los últimos años se ha descubierto que además de fenetilina, la mayoría de las tabletas de Captagón incautadas contenían anfetaminas, además de estimulantes no sujetos a fiscalización internacional.
No es una droga desconocida. Se llegó a comercializar en España, en concreto como cápsulas duras de 220 mg con marca comercial Fitokey Eleuterococo, aunque en el resto de países que lo vendían en Europa se comercializaba en comprimidos de 50 mg.

Básicamente es un psicoestimulante, que en función de la dosis aumenta el ritmo cardiaco, produce una fuerte excitación y euforia, que mejora el ánimo, la seguridad, la confianza y la habilidad. Reduce el hambre, el sueño, la capacidad de respuesta a los estímulos y el cansancio, y en función de la dosis da sensación total de alerta, tensión muscular y sensación de “no dolor”.
Por el formato de presentación tendrá una disolución lenta, aumentando el tiempo de los efectos, sin que estos sean demasiado intensos con la dosis del comprimido original, excepto si se consumen muchas dosis. De nuevo, la dosis hace el veneno.
Por las noticias aparecidas, se puede valorar que se está ejerciendo ya antiguas, diarias y continuas sobredosis en la manera de toma, por lo que el efecto anfetamínico sería incontrolable, con efectos a corto y medio plazo de ansiedad general, trastorno depresivo o compulsivo, episodios de agresividad o la llamada psicosis anfetamínica. O sea, una alta dependencia psicológica, más si tenemos en cuenta el ambiente de descontrol absoluto de la procedencia, en su mayoría laboratorios clandestinos o de guerra en Oriente Medio.

¿Sólo se trata de uso abusivo de fenetilina? ¿y no de sulfato de anfetamina o variables?. ¿Y no de metanfetamina?. ¿Quién controla la fabricación?. ¿Quién la distribución?.
Pero en suma: ¿Quién gana con la absoluta pérdida de voluntad de los nuevos yonkis, ahora con algo denominado Captagón, ayer heroína, antes de ayer Pervitin y ahora y siempre el empleo de la droga como brutal y desesperanzadora arma de guerra.
Señalar aquí la total contradicción de que los estados que legislan las drogas argumentan que hacen daño a la salud nuestra y la de terceras personas. Los fanáticos yihadistas castigan a los usuarios, mientras favorecen, instigan u obligan a utilizar drogas para quitar lo más preciado que tenemos, la vida de terceros.

¿Un ejemplo?. Ellos mismos lo cuentan. Un mercenario belga en la R. D. del Congo contaba en varios medios:
Sentí un verdadero placer al machacar aquella cabeza negra. Vivía a todo tren, putas, cocaína, poder matar con patente de corso”. (…) “Sí, nunca nos faltan las drogas, ¿queréis alguna vosotros o qué? Jajaja.”

Artículo completo y Biografía en:


Ailaket!

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