martes, 27 de septiembre de 2011

27 de Septiembre, el ejemplo de 3 millones de represaliad@s polític@s

 
Memoria Histórica del día:


-1975: Últimos asesinatos legales de Franco. Ángel Otaegi Etxebarria -33 años-, José Humberto Baena Alonso -24-, Ramón García Sanz -27-, José Luis Sánchez Bravo -22- y Juan Paredes Manot, -21 años-, son fusilados en Burgos, Madrid y Barcelona, respectivamente, tras unos juicios farsa sin ninguna posibilidad de defensa. Militantes de ETA y del FRAP. -IMPUNE-

-1976: En Madrid, un grupo de fascistas de Fuerza Nueva revienta a tiros una manifestación proamnistía en recuerdo y denuncia de los fusilamientos contra 2 militantes de ETA y 3 del FRAP el año anterior. Cae muerto Carlos Martínez González, al resultar alcanzado por disparos por la espalda realizados al grito de "Viva Cristo Rey". Era estudiante y tenía 21 años de edad.

-1977: Muere en atentado de los GRAPO el capitán de la policía Florentino Herguedas, por su participación en los pelotones de fusilamiento de dos años atrás.

-1978: Muere en Sevilla Manuel Medina Ayala, militante del PCE, apuñalado por un grupo ultraderechista durante un acto en solidaridad con el pueblo chileno.

-1980: Detenidos militantes del PCE(r) en Madrid, Valencia, Barcelona... En dos semanas, 20 detenidxs, 15 encarceladxs.

 
LIBROS:


Los tres millones de represaliados de Franco


La obra del miedo. Violencia y sociedad en la España franquista. 1936-1950”, la represión durante el franquismo como medio de parálisis social

La dictadura franquista ha sido, sin lugar a dudas, la más brutal de las dictaduras en la Europa Occidental con la excepción de la Alemania nazi

 
La dictadura franquista ha sido, sin lugar a dudas, la más brutal de las dictaduras en la Europa Occidental con la excepción de la Alemania nazi”. Esta sentencia es el punto de partida que utilizan Gutmaro Gómez Bravo y Jorge Marco, historiadores vinculados a la Universidad Complutense, para analizar el uso de la represión en el franquismo como elemento para mantener sometida a la sociedad española.

Durante su estudio analizan cada uno de los mecanismos de represión utilizados por el régimen, así como la parálisis social que permitió al franquismo languidecer en el poder durante 40 años. El miedo atenazó a los españoles y evitó, aún antes de ocurrir, cualquier movimiento contrario que pudiera producirse.


Franco era perfectamente consciente de la necesidad de imponer una represión que terminara con cualquier tipo de posible reacción contra el nuevo Estado que surgía de la guerra. En 1938 confesó a la prensa británica tener fichas de dos millones de enemigos a los que castigar. Esa cifra se elevó a tres millones, según el estudio, en 1944: "Una escalofriante cifra reunida por la Oficina de Investigación y Propaganda que reunía un fichero personal donde se recogían nombres y apellidos, afiliación política y otras referencias".

El proceso de represión comenzó durante la propia Guerra Civil. En el transcurso del conflicto, el Ejército sublevado organizó con disciplina y estructura militar a todos aquellos simpatizantes civiles que se adscribieron al movimiento. Integrados unos y otros, comenzó un proceso de represión perfectamente organizado e inspirado por la orden del general Mola al comienzo de la guerra: "Debemos eliminar sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros". Totalizados los mandos y con la lista elaborada por la Oficina de Investigación, los autores rechazan la idea de las "sacas" y los "paseos", en tanto en cuanto ofrecen una sensación de descontrol que no era tal. Tenían los nombres y sabían que debían establecer una represión sistemática.

La ola de violencia que recorrió la España dominada por los rebeldes se corresponde con una estrategia perfectamente determinada. Los autores rechazan así de plano la posibilidad de que esa oleada fuera espontánea y autónoma.

Los autores se oponen a acercarse a un tema tan espinoso como este utilizando el contraste con la represión política en el bando republicano. Este método de trabajo, "utilizado por historiadores franquistas y neofranquistas, en un discurso originado durante la dictadura y asumido durante la Transición" y tiene para los historiadores un origen político interesado. El estudio sobre la violencia no requiere una acumulación de hechos, sino que tiene un mayor calado historiográfico.

Siempre según los autores, argumentos del tipo "el infierno somos nosotros", tan sólo son juicios de valor carentes de calado analítico. Este tipo de comparaciones han sido impulsadas por los historiadores tamizados de ideología franquista que intentan justificar una brutalidad con otra superior, siempre en un marco de guerra o preguerra. De este modo se justifica el genocidio sistematizado. Eludir ese marco conceptual se convirtió en uno de los principales objetivos de Gutmaro y Jorge, que buscaron hacer un estudio historiográfico serio y analítico.

Uno de los elementos más curiosos en el proceso de investigación que se plasma en el libro es el de recurrir a la microhistoria para, a partir de casos particulares, llegar a conclusiones globales. El análisis de casos particulares confiere al estudio una solidez estructural cuya réplica se antoja imposible. El estudio de casos civiles también permite a los historiadores acercarse a una realidad incómoda: en un paralelismo con la historia europea, algo que parece necesario cada vez que se trata la Guerra Civil, observan la tardanza del pueblo francés en percibir la participación activa de numerosos ciudadanos en el Gobierno de Petain y en la Francia ocupada. Del mismo modo, la sociedad española debe afrontar que en ese exterminio político generalizado tomaron parte no solamente los personajes oscuros como Queipo de Llano, sino ciudadanos normales, ciudadanos que participaron en juicios sumarísimos y ejecuciones en masa que asolaron España haciendo germinar el miedo ante una reacción antifranquista.

Con la semilla del temor sembrada durante los tres años de enfrentamiento bélico, Franco consolidó hasta 1948 esa aprensión impulsando una represión continuada. La pervivencia legal del estado de guerra permitió a Franco juzgar a todos aquellos que se manifestaran contra el régimen a formarles consejo de guerra. Esta represión fue una de las principales armas que esgrimió Franco para infundir el miedo paralizante entre los españoles.

Durante la guerra, el Ejército sublevado mostró siempre un interés casi obsesivo por hacerse con el control de las instituciones que garantizan al estado el monopolio de la fuerza. Así, ni tan siquiera una vez terminada la contienda tuvo problemas en instaurar un control policial sobre la sociedad civil. La situación de control sobre la sociedad fue otro arma paralizante jugada con extraordinaria eficacia.

Uno de los más llamativos y espeluznantes castigos estudiados en el libro de Gómez y Marco es el de la esclavitud. La necesidad de mano de obra fue vendida por la propaganda franquista como "una posibilidad de redención". Cientos de miles de prisioneros fueron orientados hacia el trabajo forzoso apuntalando la tenaza del miedo entre los españoles.

De Público

*Desde las prisiones


-En la cárcel de Aranjuez, las cartas remitidas por los presos políticos que en el sobre ponga como remitente “tal y tal, preso político”, ni siquiera salen de prisión. No vaya a ser que nieguen la mayor.


-Para mantener correspondencia con presos sociales:


Topas, septiembre 2011

Me llamo Karlos Muñoz Hernández, estoy en la prisión de Topas y tengo la suerte de conocer a un preso político, Lucio García.
Mis padres son de Salamanca. Soy vasco, hasta los 35 años viví en Irún, y solía acudir a las manifestaciones de solidaridad, presos... aunque siempre me preguntaba que “qué pasaría al día siguiente de la independencia”, y las respuestas que recibía no me convencían mucho. Había leído un poco el comunismo, pero después de la caída de la URSS, los satélites y el ejemplo de China, no lo veía yo nada claro. Ya en prisión, leyendo, charlando con Lucio, leyendo libros que me ha dejado... me han arrojado “luz” sobre estas cuestiones y sobre el comunismo. Y sobre el derecho de autodeterminación. Me leí un libro que me gustó mucho, el de Breve Memoria (subjetiva)...
En estos momentos; momentos en que vuelven a aparecer banderas republicanas y comunistas, y que el sistema capitalista se está parando para siempre, y que no se ve salida fácil a todas las personas como yo, se buscan soluciones alternativas...

Bueno, si alguien puede y quiere escribirme, en estos momentos tan importantes para la Historia. Un saludo. Karlos”
C.P. Topas, 37799 Topas, SALAMANCA
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