Foto. Policías armados en Río de Janeiro. |
La
policía de Río de Janeiro mató a más de 5.000 personas en los
últimos diez años
El 31 de agosto representantes de la Secretaría de Seguridad Pública de Río de Janeiro, el Estado Mayor Administrativo de la Policía Militar, Policía Civil y Ministerio Público reconocieron la práctica de ejecuciones extrajudiciales realizadas por los agentes de policía de la ciudad.
El Ministerio Público Estatal exigió la creación de un grupo permanente de especialistas que concentre la investigación de los homicidios ocurridos durante operaciones policiales en Río de Janeiro y la investigación de los cientos de casos de denuncias abiertas contra policías y que continúan sin ser atendidos por la propia Policía Militar.
En este sentido, el jefe de Gabinete de la Policía Civil solicitó que los homicidios practicados por agentes de la Policía Militar de Río de Janeiro sean directamente investigados por su División de Homicidios, es decir, que sean tratados exactamente igual que los crímenes comunes y con ello se limite la impunidad proporcionada por los mecanismos por los que se rige la Policía Militar al no ser sus agentes considerados como civiles.
En reconocimiento de las prácticas irregulares empleadas por los agentes de la Policía Militar, el jefe del Estado Mayor de la PM de Río de Janeiro, coronel Ibis Pereira, anunció la inminente creación de un protocolo para el uso de la fuerza, especialmente en el caso del uso de la fuerza letal en los batallones y unidades de la Policía Militar que presentan el mayor número de homicidios durante sus operaciones.
El 31 de agosto representantes de la Secretaría de Seguridad Pública de Río de Janeiro, el Estado Mayor Administrativo de la Policía Militar, Policía Civil y Ministerio Público reconocieron la práctica de ejecuciones extrajudiciales realizadas por los agentes de policía de la ciudad.
El Ministerio Público Estatal exigió la creación de un grupo permanente de especialistas que concentre la investigación de los homicidios ocurridos durante operaciones policiales en Río de Janeiro y la investigación de los cientos de casos de denuncias abiertas contra policías y que continúan sin ser atendidos por la propia Policía Militar.
En este sentido, el jefe de Gabinete de la Policía Civil solicitó que los homicidios practicados por agentes de la Policía Militar de Río de Janeiro sean directamente investigados por su División de Homicidios, es decir, que sean tratados exactamente igual que los crímenes comunes y con ello se limite la impunidad proporcionada por los mecanismos por los que se rige la Policía Militar al no ser sus agentes considerados como civiles.
En reconocimiento de las prácticas irregulares empleadas por los agentes de la Policía Militar, el jefe del Estado Mayor de la PM de Río de Janeiro, coronel Ibis Pereira, anunció la inminente creación de un protocolo para el uso de la fuerza, especialmente en el caso del uso de la fuerza letal en los batallones y unidades de la Policía Militar que presentan el mayor número de homicidios durante sus operaciones.
El Nobel de la ¡Paz! Eizaku Sato. |
Colaboración:
Los
Nobel de la Paz, sucios manejos políticos. La CIA siempre presente.
“Tienes
menos credibilidad que el Nobel de la Paz” (pintada)
He
leído un interesante almanaque sobre la podrida historia de los
Premios Nobel de la Paz; pues ya vemos en qué han degenerado año a
año dando premios de la paz ¡desde antaño! a precisamente los
jefes de la guerra, a “disidentes” consentidos, y otros, que por
dignidad no los recogen... Pero resulta que ya desde el mismo 1901
han estado envueltos en altos tejemanejes políticos, económicos y
de espionaje.
Solo
las anécdotas jugosas llenarían varios libros. Además de las
últimas y más recordadas, me he quedado con dos casos consecutivos
de “Premio Nobel de la Paz” lejanos ya en el tiempo, pero donde
vemos detalles de cómo influye el imperialismo y sus medios en
cualquier campo -por nimio que parezca- que tenga que ver con su
influencia y de cómo se desarrollaban las circunstancias en aquellos
años tan claves y de cómo los premios del propio capitalismo
“humanista” también se saben adaptar al viento que sople, hasta
la vergüenza absoluta de los mismos premios a gente criminal.
Un
enorme e internacional escándalo supuso que en 1973 le dieran el
premio a ¡¡Henry Kissinger!! (junto al negociador del acuerdo de
alto el fuego en Vietnam, el norvietnamita Le Duc Tho, que lo
rechazó), jefe guerrero y criminal de guerra donde los haya habido.
Pero
hay que remontarse unos pocos meses antes, a diciembre de 1972,
cuando -además de en gran parte del mundo- el sueco Olof Palme había
llamado a los bombardeos norteamericanos contra Vietnam “Iguales
que las matanzas nazis de la 2ª Guerra Mundial”. Muchísimos
escandinavos le apoyaron. Mucha prensa también. Los yankis se
indignaron tanto que Nixon se negó a recibir en EE.UU al propio
Palme de Suecia. Y volcar una especial presión en Noruega para
lograr el Nobel del 73 para el carnicero Kissinger. Había que bajar
la tensión con manipulación, y recibir un premio mundial tras la
humilladora derrota de EE.UU. en Vietnam.
Lluvia
(decenas de miles) de artículos de prensa alabadores y serviciales,
continuas noticias pagadas, presiones de la CIA sobre el jurado,
consiguieron el “premio Nobel de la Paz más ridículo y contrario
de la historia”, según la prensa escandinava. Pero el The New York
Times lo tituló exactamente, aún con propósito contrario: “El
premio de la guerra”.
Los
yanquis, más chulos que un ocho, para el del 74, presentan la
candidatura de ¡¡Richard Nixon!!, otro criminal de guerra. Había
que seguir limpiando la imagen sangrienta a semejantes mandatarios.
Pero en Noruega pensaron que mejor distraer el ridículo del año
pasado moviendo el premio a... Japón. Y resulta que para olvidar las
numerosas protestas contra semejante mentira del año anterior, en
1974 le dieron el Nobel de la Paz al japonés Eisaku Sato. Salieron
de cueva para meterse en sima. Me leo su bio y me quedo alucinado. No
puede haber más intoxicación consentida y premiada:
Sato,
un vulgar primer ministro de 1964 al 72, había sido acusado de
recibir sobornos en 1952 por valor de 56.000 dólares. Su esposa le
acusó de que la pegaba y que “frecuentaba la compañía de
geishas”. O sea, una joya pacifista.
Pero
Morinoskuka Kajima, multimillonario y magnate de la construcción,
montó en 14 exactos meses el milagro de transformar a un alto
político corrupto, agresor y putero en todo un Nobel, de la
Paz para más recochineo. Editó al inglés el libro de 224 páginas
“En busca de la paz y la libertad”, colección de discursos de
Sato, que ante todo estaba dirigido a los jurados noruegos del Nobel.
Le lavaron la cara en la prensa, al fin y al cabo, el que paga,
dicta. Kajima, logró que hasta todo un ex-delegado japonés en la
ONU, visitara diez naciones para presionar al Comité Nobel de la
Paz, y en especial para influir en cinco de los jurados noruegos.
¿Derrota
yanqui?, ¡no!, táctica: Ese mismo libro fue corregido en galeras
por dos ayudantes del equipo de... ¡Kissinger!, que se desplazaron
en avión hasta Tokyo para la pre-edición. Los mismos perros con
distintos collares. E.
Cartel homenaje a José Vicente Artigues. |
39
aniversario del asesinato del guerrillero
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