Foto. (Obispo con jerarcas fascistas, todos brazo estirado saludando) |
Memoria
histórica de crueldad y sangre
La
iglesia española y su mortal forma científica de comprobar el
arrepentimiento ante su dios
“La
obligatoriedad de la misa en los campos de concentración es España.
El jefe del campo de concentración de Burgo de Osma envía un
informe a la Inspección de Campos de Concentración en la que habla
de la eucaristía semanal como un «espectáculo soberbio de una
majestad y grandeza que sólo puede verse en la España del Caudillo,
el de 3.082 prisioneros de rodillas, con las manos cruzadas y
discurriendo entre ellos diez sacerdotes repartiendo la Sagrada
Forma». También era obligatoria la misa, en este caso diaria, en
los sanatoríos penitenciarios, que se regían por un reglamento
propio que no eximía a los presos enfermos «de la santa misa
diaria», considerada por los responsables de estos centros un
complemento ideal para la recuperación de los enfermos.
En
los destacamentos penales, sin embargo, la exigencia de la misa
dominical variaba según quien lo dirigiera. En el del Valle de los
Caídos, por ejemplo, era una obligación de los presos. Cada
domingo, antes de salir del destacamento, les formaban y les daban un
tiquet que había que entregar a la salida de la eucaristía para
garantizar así la asistencia o para poder identificar al menos a los
díscolos espirituales. Muy posiblemente, al margen de controlar el
cumplimiento religioso, los guardianes de Cuelgamuros buscaban
también prevenir posibles fugas en un día propicio para ellas. Algo
semejante se hacía en otros destacamentos penales. En general, los
sucesivos informes de la Dirección de Prisiones hablan de un
«cumplimiento pascual» que no se daba ni de lejos en la totalidad
de presos. Vamos, que muchos no iban a misa con el consentimiento de
los responsables de cada prisión y sin que hubiese medidas de
represalia. Aunque no era siempre así. Algunos testimonios nos
hablan de la dureza con la que se respondía a quienes no cumplían
con la misa dominical o con otras celebraciones religiosas. Ernesto
Sempere recuerda cómo a él y a otro grupo de presos los trasladaron
a finales de 1941 desde el campo de Valdenoceda, en Burgos, hasta la
prisión de castigo de Las Palmas de Gran Canaria. Su delito: haberse
negado a comulgar en unos ejercicios espirituales impartidos por los
jesuitas de Oña. Por algo parecido, negarse a comulgar en Semana
Santa, Marcelino Camacho recibió un peculiar castigo: fue dado de
inmediato de alta del Hospital Disciplinario de Zumaya y devuelto a
su campo de trabajo, sin estar plenamente recuperado, apenas le
remitió una fiebre que le tuvo cuarenta y dos días entre la vida y
la muerte a causa del tifus.
Con
todo, la propaganda religiosa fue una de las preocupaciones del
régimen. La medición estadística de sus efectos sobre los presos
se convierte en una de las obsesiones favoritas de los responsables
del Patronato para la Redención de Penas. Sus informes cuantificaban
el número de conversiones al cristianismo, el número de masones que
abandonaban su «secta», el número de matrimonios libertarios
sacralizados... En un texto delirante, recogido en la primera Memoria
que el Patronato para la Redención de Penas eleva a Franco, se habla
con pulcritud estadística de las condiciones de arrepentimiento en
las que mueren los condenados a la pena capital según su formación,
su procedencia geográfica o su adscripción política.
«En
general casi todos los elementos intelectuales mueren arrepentidos y
la obcecación es, por el contrario, mayor en los delincuentes más
incultos.”
«Clasificando
a los reos por regiones -sigue el informe-, puede decirse, según los
datos recogidos, que los más obstinados son los de Murcia, Valencia,
Asturias (en su zona minera) y la masa obrera de Barcelona.
Clasificándolos
por partidos políticos, mueren cristianamente por el siguiente
orden: nacionalistas vascos, republicanos, anarquistas, comunistas y
socialistas de la vieja escuela de Pablo Iglesias.
«En
total, el porcentaje medio de arrepentimiento final es de un setenta
a un setenta y cinco por ciento. En diversas ejecuciones se ha dado
el contraste impresionante de que mientras un grupo moría besando el
crucifijo y dando vivas a España, otro esperaba la ejecución
cantando la Internacional y pronunciando blasfemias y maldiciones.»
-Del
libro “Esclavos por la patria” de Isaías Lafuente. 2002.
"Poemas para la Revolución. Francisco Cela" (y dibujo pistola cuyas balas son poemas) |
Poemas
de Paco Cela Seoane
UN
CAMINO
Venimos
arrastrando cadenas
desde
que el mono bajó del árbol
para
emprender la aventura humana.
Primero,
fue la lanza;
herramienta
para la caza.
Después,
el poder de la lanza
y
su aliento de terror sojuzgando a los esclavos.
Primero,
fue el mágico ritual
de
la luna y el agua,
la
danza frenética
para
festejar la fertilidad de la tierra,
la
buena jornada de caza.
Después,
los sumos sacerdotes
edificando,
en los pilares de la ignorancia,
pirámides
sagradas.
Desde
entonces,
la
aventura humana se construye
sobre
el filo de las lanzas.
Todos
los pueblos han pasado
por
las violentas convulsiones de la Historia.
Todos
los pueblos saben
que
el Alba tan sólo se alcanza
tras
la derrota de las sombras últimas de la Noche.
Y
tú, América,
en
tu joven vida,
ya
has conocido Noches bien largas,
como
la que puso en tu semblante
la
crueldad de la inquisitorial España.
Alto
precio pagaste,
en
sangre, en lágrima,
para
rasgar las vestiduras de esclava
con
que te vistió España.
Foto de la concentración, con 3 pancartas. |
Muro
Solidario:
-En
A Coruña, el 22 de enero
Concentración
Contra la Represión
Pancartas
“Contra a represión a nosa rebelión”, “Contra a represión
dos movementos sociais. Liberdade anarquistas detidas” y “Presos
comunistas antifascistas ¡Amnistía!” (con sus fotos impresas)
Pantallazo tema. (Obrerxs con gesto digno) |
Música
combativa
Oliver
Botana – Mis ejemplos
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