Postal, camiseta, parche. En hilo. "Libertad pres.o.s políticos" (figura femenina con bandera popular en forma de pelo largo) |
Criminalización de lxs expresxs políticxs excarcelados y de las plataformas, locales o medios de prensa que les dan voz
Foto de Laura Villa. |
COLOMBIA
Otra
manipulación mediática
La
“entrevista” de María Jimena Duzán a Laura Villa
Laura Villa
Guerrillera de las FARC-EP
Laura Villa
Guerrillera de las FARC-EP
*Señores
revista Semana. La presente para lo siguiente:*
Diré de
entrada que la “entrevista” a la que me refiero en el título de
este texto me parece un libelo de propaganda política
contrainsurgente.
Sin duda el escrito hace parte del trabajo
de los medios para construir “realidades” ficticias a través de
la manipulación de la información, revelando su carácter de clase
en favor del dominante bloque de poder neoliberal.
Peligrosa
mujer María Jimena. Ella sabe organizar su farsa: diseña su versión
de la guerrillera frustrada que actúa en la Mesa de Diálogos, sin
mayor formación, como chapoteando en un mar de incertidumbres, para
contraponerla a la imagen de la mujer negociadora del Gobierno que la
misma gran prensa ha mostrado con bombos y platillos como exitosa,
preparada, y respaldada.
María Jimena, no tiene rostro sino
careta; y bajo la máscara de atenta mujer conversadora, que sólo
busca charlas desprevenidas, casi amistosas o de extraña curiosidad
filosofal, va armando conversaciones difusas, impulsadas por
adulaciones hipócritas entremezcladas con afirmaciones-preguntas
infundadas, que apuntan a presionar respuestas que se acomoden a sus
hipótesis aviesas. Después, según se ve, terminan convirtiéndose
en textos acomodados a manera de entrevista que desechan lo esencial,
las verdades que más interesan al entrevistado, los contextos que
dan sentido a lo que éste siente y sueña, las razones por la causa
a la que entrega su vida, para convertir todo en falacias atiborradas
de fragmentos sacados del discurso con las pinzas de la malintención.
María Jimena logra su propio personaje de ficción, pero con los
peores propósitos de la guerra sicológica.
Durante la
“entrevista” primero me muestra con el rótulo de
exguerrillera (lo cual es un insulto para mí) atendiendo a su propia urgencia estipendiada de sugerir a los jóvenes, hombres y mujeres, que luchan con heroísmo en las montañas de Colombia, el camino de la desmovilización. De inmediato, desconociendo mi condición de médico titulado, pone sus mentiras en mis labios para convertirme en la estudiante que no terminó su carrera, cuyo sueño es seguir estudiando para recuperar el “tiempo perdido”. Debería tener un poco de pudor y al menos no haber colocado sus invenciones como argumentos míos.
exguerrillera (lo cual es un insulto para mí) atendiendo a su propia urgencia estipendiada de sugerir a los jóvenes, hombres y mujeres, que luchan con heroísmo en las montañas de Colombia, el camino de la desmovilización. De inmediato, desconociendo mi condición de médico titulado, pone sus mentiras en mis labios para convertirme en la estudiante que no terminó su carrera, cuyo sueño es seguir estudiando para recuperar el “tiempo perdido”. Debería tener un poco de pudor y al menos no haber colocado sus invenciones como argumentos míos.
Bajo criterios subjetivos y arbitrarios
escoge e inventa juicios para crear la fábula que mejor se acomode a
la tarea de cancerbero del status quo que le imponen sus amos; pero
no colocó, por ejemplo, mi opinión sobre el proceso de paz, mi
explicación clara y precisa de que en la Mesa hay dos visiones
contrarias: la del gobierno, la cual al servicio del capital busca
cambiar armas por votos pero para hacer realidad sus proyectos
minero-energéticos, agroindustriales y de extranjerización
del
territorio. La otra posición es la de la guerrilla, la que yo comparto y defiendo con convicción, sencillamente porque es la posición que defiende a las mayorías, con objetivos claros como el de la reforma agraria integral, los cambios profundos en la estructura del Estado, la reforma política, la reforma a la justicia y al sistema electoral, entre otros.
territorio. La otra posición es la de la guerrilla, la que yo comparto y defiendo con convicción, sencillamente porque es la posición que defiende a las mayorías, con objetivos claros como el de la reforma agraria integral, los cambios profundos en la estructura del Estado, la reforma política, la reforma a la justicia y al sistema electoral, entre otros.
Fui clara en explicarle
mi apreciación política del proceso, que
quedaban bastantes temas pendientes y que estos solamente se podían resolver a través de una Asamblea Nacional Constituyente. Y agregué que respecto a mi expectativa frente a un posible acuerdo, pensaba que era bastante difícil concretarlo por la actitud mezquina del gobierno, por su práctica de actuar con unilateralidad, poniendo obstáculos el marco jurídico y el referendo; le expresé también, que quien realmente estaba
sosteniendo el proceso era el pueblo colombiano. Pero parece que nada de esto le interesaba a la doña.
quedaban bastantes temas pendientes y que estos solamente se podían resolver a través de una Asamblea Nacional Constituyente. Y agregué que respecto a mi expectativa frente a un posible acuerdo, pensaba que era bastante difícil concretarlo por la actitud mezquina del gobierno, por su práctica de actuar con unilateralidad, poniendo obstáculos el marco jurídico y el referendo; le expresé también, que quien realmente estaba
sosteniendo el proceso era el pueblo colombiano. Pero parece que nada de esto le interesaba a la doña.
Ella me
indagó en tono de afirmación sobre que por datos de encuestas se
sabía que los colombianos no querían que la guerrilla ejerciera la
política, en torno a lo cual le expliqué que eso correspondía a
una matriz mediática, que obviamente nadie iba a gritar a los cuatro
vientos su intención de voto por Timoleón Jimenez porque eso en
Colombia el terrorismo de Estado no lo perdona, pero que le
preguntara a cualquier ciudadano sobre temas como el desempleo, la
pobreza, el sistema electoral, el congreso, el desempeño de los
presidentes, a ver si se sentían identificados con estas políticas
y la conclusión palpable sería la del descontento
popular.
Agregaría, entre tantas otras cosas de importancia
para el país, no chismes y falsedades sobre asuntos personales, que
ante la eventualidad de un acuerdo mis proyectos particulares son lo
de menos, porque ser guerrillero implica despojarse de todo interés
personal para encaminarse hacia una transformación social, y en ese
sentido, más allá de pensar el futuro en función de alguna
actividad personal, mi interés principal es ocupar un espacio al
servicio de la sociedad. En la guerrilla uno se despoja de
pensamientos individualistas y se proyecta más hacia el colectivo,
fue la lección que traté de darle a María Jimena. Al parecer no la
aprendió.
Aunque tengo claridad de que la democratización de
los medios solamente se podrá conquistar democratizando la sociedad,
y que esta se logra a través de la acción organizada y decidida de
las masas, aspiro a que esta necesaria réplica contribuya en algo.
Ojalá María Jimena, usted le dé a esta nota la misma difusión que
a la suya. Si mal no estoy, esto tiene que ver mucho con la cacareada
ética periodística.
Postal hecha en prisión. (Busto de Lenin entre ondas rojas). |
Arte
en prisión
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