Manuel Pérez Martínez (ARENAS) nació en 1944 en el seno de una familia obrera de Melilla.
Yo crecí entre higueras y espinos...
En las tardes de primavera,
Que todo lo agrandan,
Jugaba a pillerías a la sombra de una mezquita....
Sin haber cumplido 12 años y apenas sabiendo leer y escribir, tuvo que dejar la escuela:
...Pero la necesidad me inició pronto en el difícil oficio de ser hombre. Entonces conocí la santurronería, la avaricia y la mentira, todas reunidas formando cuerpo en la persona del patrón; conocí el dolor de la madre que pierde al hijo desnutrido [uno de sus hermanos]... así terminó mi infancia y me hice hombre siendo todavía niño.
Más tarde se traslada con su familia a vivir a una chabola del Pozo del Tío Raimundo; ese suburbio de Madrid
“donde la gente lloraba y gemía durante todas las horas del día y de la noche, era el resultado del milagro económico que comienza a asentarse en los lodos del Pozo, en las Palomeras, Entrevías, Orcasitas y en tantos otros valles de este mundo de horrores.”
Yo crecí entre higueras y espinos...
En las tardes de primavera,
Que todo lo agrandan,
Jugaba a pillerías a la sombra de una mezquita....
Sin haber cumplido 12 años y apenas sabiendo leer y escribir, tuvo que dejar la escuela:
...Pero la necesidad me inició pronto en el difícil oficio de ser hombre. Entonces conocí la santurronería, la avaricia y la mentira, todas reunidas formando cuerpo en la persona del patrón; conocí el dolor de la madre que pierde al hijo desnutrido [uno de sus hermanos]... así terminó mi infancia y me hice hombre siendo todavía niño.
Más tarde se traslada con su familia a vivir a una chabola del Pozo del Tío Raimundo; ese suburbio de Madrid
“donde la gente lloraba y gemía durante todas las horas del día y de la noche, era el resultado del milagro económico que comienza a asentarse en los lodos del Pozo, en las Palomeras, Entrevías, Orcasitas y en tantos otros valles de este mundo de horrores.”
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Allí se coloca de aprendiz de escayolista, oficio del que se convertiría en un notable especialista. Años después relataría sus dificultades cuando comenzó aquel nuevo trabajo:
“¡No veas cómo pesan los tablones! Algunos no los puedo ni levantar del suelo. El oficial me chilla, me dice que no valgo para nada y que me va a despedir, hasta que lo levanto con todas mis fuerzas y lo echo encima del andamio o de una burra...”
Manuel recordaba la situación en que encontró a sus nuevos compañeros, los obreros, bajo el régimen fascista de Franco:
“No hablaban, estaban indefensos, careciendo de todo tipo de organización, con el recuerdo de una gran derrota reflejado en el semblante y atemorizados por la brutal represión que los vencedores aún ejercían sobre ellos... Había que esperar a que llegase de nuevo la hora de alzar la frente y el puño.”
La consecuencia con estos pensamientos le conduce a decidir que dedicaría toda su vida a la causa de la emancipación de su clase y a afrontar todas las desventuras que ello implica. Entre otras su exilio en Francia (después de pasar 8 años preso en España), donde estudia en profundidad el marxismo, escribe numerosos artículos filosóficos, relatos cortos y poesía. Continuamente perseguido, es detenido en Francia en el año 2000, juzgado y condenado; tras cumplir su condena es extraditado al Estado español (2006), donde aún continúa en prisión. Es el único Secretario General de un Partido Comunista europeo que está en prisión sin ninguna prueba más que la de su peligrosidad ideológica.
En este contexto, en su continuo afán de superación y de forma principal de comunicar las ideas comunistas, en contraposición a un mundo de injusticia y explotación, se hace de papel y lápiz y comienza a experimentar con el dibujo. Fruto de ello es esta galería de entrañables figuras populares de miradas incisivas y sufrimiento hiriente: humanidad resistente al desaliento. Recuerdo de su infancia en Melilla, de su juventud en el Pozo del Tío Raimundo,… de su padecer por el mundo, de su lucha internacionalista por la liberación de los parias de la tierra, como el mismo. Su técnica de trazos gruesos, o mejor dicho, su ausencia de técnica, de autodidacta, condicionada por la enfermedad, no le ha impedido que la luz de la hermandad, de la justicia y de la solidaridad destelle en sus personajes.
Allí se coloca de aprendiz de escayolista, oficio del que se convertiría en un notable especialista. Años después relataría sus dificultades cuando comenzó aquel nuevo trabajo:
“¡No veas cómo pesan los tablones! Algunos no los puedo ni levantar del suelo. El oficial me chilla, me dice que no valgo para nada y que me va a despedir, hasta que lo levanto con todas mis fuerzas y lo echo encima del andamio o de una burra...”
Manuel recordaba la situación en que encontró a sus nuevos compañeros, los obreros, bajo el régimen fascista de Franco:
“No hablaban, estaban indefensos, careciendo de todo tipo de organización, con el recuerdo de una gran derrota reflejado en el semblante y atemorizados por la brutal represión que los vencedores aún ejercían sobre ellos... Había que esperar a que llegase de nuevo la hora de alzar la frente y el puño.”
La consecuencia con estos pensamientos le conduce a decidir que dedicaría toda su vida a la causa de la emancipación de su clase y a afrontar todas las desventuras que ello implica. Entre otras su exilio en Francia (después de pasar 8 años preso en España), donde estudia en profundidad el marxismo, escribe numerosos artículos filosóficos, relatos cortos y poesía. Continuamente perseguido, es detenido en Francia en el año 2000, juzgado y condenado; tras cumplir su condena es extraditado al Estado español (2006), donde aún continúa en prisión. Es el único Secretario General de un Partido Comunista europeo que está en prisión sin ninguna prueba más que la de su peligrosidad ideológica.
En este contexto, en su continuo afán de superación y de forma principal de comunicar las ideas comunistas, en contraposición a un mundo de injusticia y explotación, se hace de papel y lápiz y comienza a experimentar con el dibujo. Fruto de ello es esta galería de entrañables figuras populares de miradas incisivas y sufrimiento hiriente: humanidad resistente al desaliento. Recuerdo de su infancia en Melilla, de su juventud en el Pozo del Tío Raimundo,… de su padecer por el mundo, de su lucha internacionalista por la liberación de los parias de la tierra, como el mismo. Su técnica de trazos gruesos, o mejor dicho, su ausencia de técnica, de autodidacta, condicionada por la enfermedad, no le ha impedido que la luz de la hermandad, de la justicia y de la solidaridad destelle en sus personajes.
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