(Condado en boca). Dibujo |
Guerra
sucia
Investigación
y denuncia
Trama
de espionaje masivo de la policía y el CNI
Juan
Manuel Olarieta
En
mayo de 2012 se destapó una red de espionaje, el caso Pitiusa, que
manejaba un ingente volumen de información sobre los ciudadanos de
este país. Policía, Guardia Civil, Ejército, Servicios Secretos y
empresas privadas aparecen confabulados en una trama, la mayor
conocida hasta la fecha, que no va dirigida contra ningún país
extranjero, ni tiene tampoco objetivos militares.
La
conexión del CNI con este entramado es obvia. El imputado clave de
la trama es Matías Bevilacqua-Brechbuhler, que trabaja para el CNI,
según ha confirmado a la policía el propio servicio de espionaje.
De origen argentino, Bevilacqua empezó su carrera como pirata
informático y en Barcelona organizó la empresa CF Labs por cuenta
del CNI. Fue director técnico de la plataforma esCERT, encargada de
coordinar el Proyecto Europeo EISPP, financiado con fondos
comunitarios.
CFLabs
participa en el Laboratorio de Protección Cibernética de
Infraestructuras Críticas, una de las empresas adjudicatarias del
Centro Nacional de Excelencia de Ciberseguridad. No es más que una
subcontrata del Ministerio del Interior. La Comisión Europea
adjudicó el proyecto a dicho Ministerio, al Instituto de Ciencias
Forenses y de la Seguridad (ICFS) y a varias empresas privadas
asociadas al mismo.
El
Centro Nacional de CiberSeguridad es el primer centro de espionaje
informático español creado tras el Programa de Infraestructuras
Críticas (PEPIC) aprobado por la Unión Europea con el objetivo de
”proteger la seguridad nacional del ciberterrorismo y el espionaje
industrial”, una necesidad creciente como consecuencia de la
rivalidad entre las grandes potencias imperialistas y entre las
grandes multinacionales. Tiene su sede en el campus de la Universidad
Autónoma de Madrid donde reside el ICFS y está dotado con una
subvención de más de 700.000 euros concedidos por la Comisión
Europea.
Durante
su detención a Bevilacqua le fueron intervenidos 140.000 euros en
metálico, que justificó a la policía diciendo que era el pago de
unos trabajos realizados para el CNI, si bien la policía maquilló
su declaración, reemplazando las siglas del espionaje por “Defensa”.
Su caso es parecido al de Hellín, otro asesor de los aparatos
represivos del Estado. Impartía numerosos cursos de formación a
jueces, fiscales y miembros de la policía y la guardia civil.
(Micrófonos que conducen a la cloaca). Dibujo |
Bevilacqua
fue quien capturó los correos electrónicos de Urdangarin, que
fueron luego difundidos por Diego Torres, su antiguo socio en Noos.
El abogado de Urdangarin pagó 7.000 euros a CF Labs para recuperar
los correos electrónicos del disco duro de la agencia que llevaba
las cuentas del Instituto Noos.
El
pirata era omnipresente. También trabajaba para dos de los
detectives implicados en la trama Pitiusa, Sara Dionisio y Juan
Manuel Olivera. Este último era propietario de Vertex, la empresa
que espió a Ignacio López del Hierro, marido de María Dolores de
Cospedal. Ambos habían coincidido en la empresa Cybex con BevilacqJuan
Manuel Olarietaua
antes de que éste fundara CF Labs.
El
administrador de Cybex es el detective Juan de la Torre, de la
agencia Intelligence Bureau y en ella trabajaba también Sergio
Córcoles, policía local de Santa Maria de Palautordera, que era
propietario de un apartamento en un complejo de cala Portinatx, en la
costa ibicenca. Nadie se preocupó nunca por la fuente de ingresos de
aquel modesto policía municipal que disfrutaba de tan lujoso chalet.
Tradicionalmente
Baleares ha sido el núcleo de operaciones de espionaje. En este caso
el jefe del CNI en las islas ha tenido que prestar declaración en la
causa.
El
CNI puso a Bevilacqua a trabajar para el gobierno de Chávez en
materia de seguridad informática, aunque la prensa escribió la
noticia al revés: "El imputado Matías Bevilacqua ha asesorado
en materia de seguridad informática al Gobierno de Hugo Chávez",
titulaba el ABC el 31 de julio del pasado año.
Las
multinacional son una de los nichos de información y de negocio del
espionaje moderno. Yolanda Menal, directora de recursos humanos de la
multinacional Unilever en España, ordenó a Bevilacqua espiar tanto
a proveedores como a empresas de la competencia. Pero además
controló el correo electrónico de sus propios subordinados sin que
se enterasen para afianzar su propio poder y utilizaba los datos para
despedir a los trabajadores. En otras ocasiones Unilever los
utilizaba para el chantaje. A través de las conversaciones
telefónicas intervenidas se demuestra que ofrecían a los
trabajadores permisos retribuidos como salida menos mala y, ante
notario, le revisan su ordenador para dar así cobertura legal a las
informaciones que habían extraído previamente del ordenador de
forma ilegal.
(Niña registrando a soldado). Dibujo en pared de Banksy |
Con
el mismo fin de represión laboral, la multinacional Du Pont también
intervino los ordenadores de tres trabajadores a los que quería
despedir. Quien encargó las investigaciones en esta ocasión fue el
director del gabinete jurídico, José Luis Badia, que tiene su
despacho en Ginebra. El volumen de datos incautados en los discos
duros de los correos alcanza los 13 gigas de documentación. Los
informes que obran en el sumario son contundentes: los pinchazos de
los correos electrónicos de los empleados se realizan para “motivar
los despidos” ante los tribunales.
Bevilacqua
también pinchó el ordenador del consejero delegado de Minas de Río
Tinto, Carlos Estévez, por encargo de la competencia: “Pinchamos
en Outlook, lo conectamos vía Imap, hacemos una réplica en local,
podemos probar a descargarlo desde el despacho y, si funciona, ya no
tenemos que hacer nada más”.
También
fue citado a la comisaría de policía Eduardo Garriga, el antiguo
director gerente de la compañía de seguros Mutua Universal.
En
una de las conversaciones telefónicas grabadas por la policía al
detective Aitor Gómez y a un tal Tino, un guardia civil le dice al
detective: "Si vienen los del centro [CNI] es para dar cobertura
al informante, no para organizar ellos nada [...] Es simplemente de
protección, porque no se fían de la Guardia Civil, que es lo que me
dijiste".
Lo
bueno de montar estos tinglados, además de financiar el CNI, es que
cuando se destapa presentan el asunto como si algún desaprensivo
estuviera comerciando con datos privados para su provecho particular.
Así es como presentaron el año pasado a la trama Método3 que
espiaba a los futbolistas del Barcelona. En el caso Pitiusa son nada
menos que 80 las agencias de detectives implicadas.
Ningún
particular ni red privada es capaz de organizar algo así. El caso
Pitiusa es la trama de criminal más importante organizada en Europa
desde los tiempos de los GAL. Sólo Gladio es comparable. Han sido
capaces de infiltrarse en el Inem, Hacienda, juzgados o policía y
han accedido a todo tipo de información sobre cualquier persona que
vive en este país. Contaban con tan buenos informantes que incluso
algún soplón les alertó en diciembre de 2011 de que la policía
estaba tras sus pasos.
Además
del CNI formaban parte de su trama de colaboradores una red de
funcionarios que se extendía por Hacienda, la Policía Nacional, la
Guardia Civil, el INEM, el catastro, la Seguridad Social, Sanidad,
Hacienda vasca, Tráfico, Registro de la Propiedad, juzgados,
entidades bancarias, compañías eléctricas, empresas de alquiler de
coches, agencias de viaje, compañías aéreas, Movistar, Orange, e
incluso estaban a punto de conseguir un infiltrado en Visa y otros
monopolios similares.
Dibujo de M.P.M. 2010. Sin título. (Mujer protegiéndose la cara) |
Para
entender este tipo de entramados hay que entender que en su nuevo
estatuto de personal el CNI está captando a sus espías entre
directivos de multinacionales españolas y extranjeras. Para
financiarse el CNI, vendía luego los datos a los bancos, preocupados
por la solvencia de sus clientes, devoradores de un listado de
nombres, teléfonos e historias laborales que crecía mes a mes.
Aunque
el sumario tiene ya 60 tomos, no hay ningún cálculo sobre el
volumen de datos e informes con los que ha traficado esta red a lo
largo de los años que llevaba operando. Tampoco constan las personas
que han sido espiadas. No se ha cuantificado la magnitud del delito,
ni en dinero, ni los datos robados, ni las personas afectadas. La
desconfianza hace pensar en la capacidad de la red para poder robar
datos médicos y vendérselos a empresas aseguradoras, o a los mismos
bancos en cuyas hipotecas incluyen seguros de vida.
Desde
sus inicios el número de imputados ha pasado de los 70 iniciales a
los 183 actuales. La progresión geométrica con la que aumenta
indica que se trata solo de la punta del iceberg.
En
la oficina del Inem de Badalona los funcionarios no solo atendían a
los trabajadores que buscaban empleo, sino que también horneaban
galletas, preparaban empanadillas, fabricaban camisetas y hacían
fotocopias. Con esas palabras en clave se entendían los funcionarios
de la oficina y Francisco García Pérez, "Paco El Conseguidor",
funcionario jubilado que había trabajado en ella y seguía
ejerciendo como intermediario de la red. En el sumario consta que una
pareja de informadores, Ana Xicola y Eduard Ferrer Torres, pasaban
cada mes "hasta 2.500 y 3.000 consultas" a Paco.
En
la trama se han visto implicados todos los cuerpos del Estado
(agentes judiciales, policía nacional, guardia civil, militares),
todos ellos encabezados por los únicos que tienen patente de corso:
los chicos del CNI. Las ramificaciones del caso salpican a
ministerios como los de Trabajo e Interior, al CNI y un sin fin de
jueces, militares y policías.
Ninguno
de los 183 implicados está en prisión.
1 comentario:
Buen trabajo.
Saludos, woltio.
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