Mural "Que tu sangre encienda la chispa de la libertad. Agustín Rueda" (su retrato y una cadena rota por la A circulada) |
Fechas
para no olvidar
Agustín
Rueda, preso anarquista asesinado en la cárcel de Carabanchel en
1978
El
14 de marzo moría en la cárcel de Carabanchel un preso político
como consecuencia de una brutal paliza. Inmediatamente de conocerse
los hechos, empezaron a oírse frases de lamentación por parte de
los parlamentarios y el resto de los políticos, incluidos los altos
cargos del Gobierno que afirmaban sentir hondamente lo ocurrido en
Carabanchel. Agustín Rueda, anarquista, gerundense, de 25 años,
detenido en el paso fronterizo de La Junquera en octubre del 77 bajo
la acusación de transportar ilegalmente explosivos, no podía,
desgraciadamente, oír todas estas lamentaciones que venían, además,
de las mismas personas que habían permitido que estos hechos
ocurrieron en el interior de una cárcel.
La
muerte de este hombre servía, sin embargo, para que la opinión
pública, que hasta entonces sólo había oído en la mayoría de los
casos rumores, comprendiese que efectivamente eran fundados, que en
las cárceles se pegaban increíbles palizas a los presos.
13
DE MARZO EN LA CARCEL DE CARABANCHEL
El
comienzo del suplicio que llevaría a la muerte a Agustín Rueda,
comenzó con el descubrimiento de un túnel de unos 15 metros en la
séptima galería de Carabanchel, en donde, entre 500 presos sociales
se encontraban 11 políticos: 8 anarquistas y 3 de los GRAPO.
Inmediatamente de que el túnel fuese descubierto, varios reclusos
sospechosos fueron llamados por la dirección a declarar, que se
propuso averiguar a toda costa los nombres de los que habían
participado en la construcción del túnel. Entre los reclusos que
fueron llamados se encontraba Agustín Rueda y los tres presos que
posteriormente declararon ante el juez: Pedro García Peña, Miguel
Ángel y Alfredo Casal.
Todos
los presos llamados por la dirección fueron interrogados por los
funcionarios a base de golpes en presencia del director, del
subdirector, un pedagogo del centro y, en alguna ocasión, del cura
de la prisión que hizo aparición en el lugar en donde se estaban
llevando a cabo tan sutiles interrogatorios (la Jefatura de
Servicio), saliendo a los pocos minutos sin decir siquiera una
palabra en favor de los presos.
Agustín
Rueda, sin embargo, fue de todos ellos el que más golpes recibió a
causa de su total mutismo a la hora de responder a las preguntas que
sobre su implicación o la de sus compañeros se le hacían. Después
del interrogatorio en la Jefatura de Servicios y, debido a los gritos
y quejidos que resonaban por las galerías de Carabanchel, los presos
fueron bajados a las celdas destinadas a los condenados a muerte, en
donde Agustín Rueda volvió a ser «interrogado» y recibió la
paliza que acabaría a las pocas horas con su vida.
Finalizado
el interrogatorio, Rueda quedó abandonado a su suerte, sin recibir
en ningún momento asistencia médica. Solamente el médico de la
prisión, después de ser llamado varias veces, hizo una visita al
moribundo pocas horas antes de su muerte, aplicándole unas agujas en
las piernas, que ya entonces Rueda no sentía, marchándose sin más.
Al cabo de, aproximadamente, dos horas de la visita del médico, y
ante los continuos quejidos de Rueda, varios funcionarios le
trasladaron de lugar, lo cual, sin embargo, no evitó que el joven
anarquista muriese a las pocas horas.
La
muerte de Rueda conmocionó notablemente a la opinión pública que
instintivamente, al preguntarse cómo era posible que esto ocurriera,
ponía toda su atención esperando que éste, tal como prometió a
las pocas horas, respondiese de alguna manera. La realidad sin
embargo, y a pesar de la gravedad de los hechos, fue que nadie
dimitió. Diez funcionarios, el subdirector y el director de
Carabanchel, fueron puestos necesariamente en la cárcel.
El
director, no obstante, y pese a que de seguro hubiera contado con
mayor favoritismo durante su temporada como recluso, prefirió no
probar a ser compañero del resto de los reclusos, y previo pago de
una fianza, se le puso inmediatamente en libertad provisional. (...)
Rescatado
de la revista Crash nº 1, mayo 1978
"Distintos conflictos laborales, un mismo enemigo. ¡Y una misma lucha!". Dibujo: (una estudiante y 3 obreros juntos, con pancarta de mano que pone "unidad") |
Lucha
Obrera:
-Para
cartel difusión.
Texto de artículo y foto recibimiento madres presxs políticxs a Arenas en junio 1984. |
Arenas
Libertad:
Texto
de Arenas “La política del fascismo”, de 1973.
Dibujo. En mani, mujeres con el puño alzado. |
EMPEZAR
HOY
Hoy es el día.
¿Para que esperar más?
Hoy hay que ponerse manos a la obra.
Nadie hará las cosas por ti...
Tu decides continuar igual o cambiar.
Tu decides el camino.
Mañana puede ser tarde...
Puede que ya no estés en condiciones
de decidir nada...
María Jesús Romero
1 febrero 2017
Hoy es el día.
¿Para que esperar más?
Hoy hay que ponerse manos a la obra.
Nadie hará las cosas por ti...
Tu decides continuar igual o cambiar.
Tu decides el camino.
Mañana puede ser tarde...
Puede que ya no estés en condiciones
de decidir nada...
María Jesús Romero
1 febrero 2017
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