Los carceleros de prisiones de Galicia denuncian la masificación en los penales, lo que desemboca en continuas situaciones de peligro para dichos personajes
El penal de Teixeiro vivió hace dos semanas un curioso incidente que podría contagiar al resto de cárceles gallegas en los próximos días.
Los seis representantes sindicales carceleros se encerraron en el despacho de la directora como medida de presión para cambiar lo que consideran «una situación de trabajo degradante».
El mismo calificativo usan los carceleros de otros penales de Galicia. Y todos los problemas que describen se originan en un punto común: la masificación en los módulos.
En el caso de Teixeiro, en el municipio coruñés de Curtis, la cárcel está diseñada para albergar a 1.008 presos, «pero actualmente el número de internos asciende a 1.800».
Así, los altercados se suceden «y en muchos casos se procura que no trasciendan a la prensa», relata Miguel Escapa, representante sindical carcelero. «Hubo uno en el módulo 3 y al día siguiente en el 4, y aquello concluyó con un preso en el hospital», relata.
Y hace un mes, el módulo de aislamiento fue escenario de un conato de motín. Dichos conflictos salpican a los carceleros (hay uno por cada 140 internos).
Este año ya van más de diez agresiones a carceleros en Teixeiro.
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