Siete de cada diez obreros acude a su trabajo cuando está enfermo, la mayoría por tener una carga de trabajo tan elevada que les impide perderse un día y otros por temor a perder su empleo, según una encuesta realizada por Monster a más de 33.000 trabajadores de 15 países.
El 45 por ciento de los obreros que van a trabajar estando enfermos lo hacen porque no pueden ausentarse ni un sólo día ante la magnitud de su trabajo, en tanto que el 27% no deja de ir a la oficina por miedo a perder su puesto de trabajo.
Por su parte, el 8 por ciento de los obreros encuestados declaran que, si están enfermos, no van a la oficina y se quedan a trabajar desde casa, mientras que el 20 por ciento ni acuden a su empresa ni trabajan desde casa, sino que se quedan descansando para recuperarse.
A escala mundial, el porcentaje de trabajadores que acude al trabajo pese a sentirse mal es del 63 por ciento, inferior, por tanto, al de los españoles, en tanto que el 24 por ciento prefiere descansar en su casa con el fin de curarse.
El estudio revela que uno de cada tres trabajadores estadounidenses iría al trabajo estando enfermo por temor al despido, mientras que el 50 por ciento de los trabajadores finlandeses esperarían a recuperarse de su enfermedad antes de volver a trabajar.
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