Dibujo Sánchez Casas. (caricatura de un carcelero armado del reglamento) |
Carta
abierta al director del CP. Sevilla II
Sendoa
Jurado
Después
de conocer las reivindicaciones de mis kides he llegado a la
conclusión de que poco ha cambiado desde que estuve allí en 2010
Hace
algunos días, tras tener noticia de la huelga de hambre que habían
iniciado mis kides en la cárcel que usted dirige, decidí enviarle
una carta privada diciéndole lo que pensaba de las prisiones y de
quienes las dirigen.
Visto
que la protesta persiste y que usted no ha movido un dedo para
solucionar la situación, he decidido hacerla pública aunque con
algunas autocensuras para no buscarme más problemas de los que
habitualmente me busco, por no ser lo que se viene llamando
políticamente correcto.
Decía
lo siguiente: Ésta es la primera vez que escribo a una cárcel
teniendo la certeza absoluta de que la carta llegará a su
destinatario. También sé que esta vez no tardará en llegar a sus
manos un mes. Puede que luego decida tirarla a la papelera, que es lo
que haría cualquier persona normal, o que prefiera fotocopiarla y
mandársela a sus jefes de Madrid en un gesto de deformación
profesional carcelaria y censora.
He
decidido escribir esta carta aprovechando las ventajas de no estar
preso y no temer las represalias que podía sufrir en caso de estarlo
por decirle el asco que me da usted, sus carceleros y todo su sistema
represivo. Quiero echarle en cara esas cosas que usted y yo sabemos
que ocurren en las cárceles. Esas que esconden al pueblo español al
que en teoría tanto quieren. Está claro que no tanto como a su
bolsillo.
En
Euskal Herria hemos tenido noticia de la lucha que están llevando a
cabo los presos políticos vascos que se encuentran secuestrados en
Sevilla II para defenderse de sus ataques contra su salud y su
dignidad (busque esta palabra en el diccionario para que sepa su
significado). Después de conocer las reivindicaciones de mis kides
he llegado a la conclusión de que poco ha cambiado desde que estuve
allí en 2010, y que lo que ha cambiado lo ha hecho a peor.
Entre
los capítulos esperpénticos que viví en las pocas semanas que
estuve en eso que ustedes grandilocuentemente llaman “prisión de
alta seguridad”, recuerdo perfectamente aquel en el que uno de sus
Jefes de Servicio vino a la galería con una peonza evidente, con las
pupilas dilatadas como platos porque no nos habíamos levantado en el
recuento. No nos habíamos cuadrado ante un fantoche que quería
hacernos levantarnos al más puro estilo Amanecer Dorado. Vino a la
una de la madrugada, parece ser que después de tomarse unos
lingotazos, a sacar de la cama a uno de nuestros kides. Llevó a cabo
su heroicidad acompañado de un buen número de carceleros. La verdad
que no me lo imagino diciéndonos nada de lo que nos dijo en
cualquier otra situación de la vida.
Usted
y yo sabemos por qué no lo haría: porque es un cobarde. De dónde
quedó la denuncia que interpusimos mejor ni hablamos. Nunca más se
supo. Lo peor de todo esto es que las amenazas que el fantoche nos
dirigió esa noche no fueron más que la antesala de hechos mucho más
graves. Primero le pegaron una paliza de escándalo a nuestro
compañero del GRAPO Marcos Martín Ponce, al que después ataron de
pies y manos a una cama hasta el día siguiente, muerto de frío,
teniendo que mearse encima y con piezas dentales rotas.
Posteriormente
fue el turno de Arkaitz Bellón. Ni qué decir de lo que hacen con
los presos sociales. ¿No ha visto nunca en TVE la película Horas de
luz sobre el preso FIES Juan José Garfia? Yo la vi por primera vez
estando preso y no tuve duda: los malos de la película era gente
como ustedes, que amparados en la opacidad y la protección que les
da su particular democracia llevaron a cabo auténticas atrocidades.
Dibujo. España: Peligro Tortura. |
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